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Carta de fray Bernardo de San Marcos, provincial de los [franciscanos] de Filipinas, dando el pésame por la muerte de la reina, e informando sobre los actos religiosos que se celebraron por su alma. Avisa que en esos momentos Manila está cercada por doce naos de enemigos holandeses, y falta de socorro. Da cuenta de que hay cuatro obispados en esas islas, que salvo el de Manila todos muy pobres, y que en el de Camarines han muerto cuatro obispos en muy poco tiempo. Pide que estos prelados se elijan entre los religiosos que hay en las islas.