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Real Cédula a Fausto Cruzat y Góngora, gobernador de Filipinas, avisándole de algunas órdenes que se envían a esas islas, tras haberse visto los papeles tocantes a los disturbios que sucedieron en ellas: al arzobispo de Manila, o a quien gobierne esa Iglesia, se le encarga que se atenga a los límites de su jurisdicción, sin entrometerse en el Real Patronato; que absuelva a todos los reos y cómplices comprendidos en los casos a que se refiere el Breve expedido por el nuncio en nombre del papa Inocencio XI [el destierro del arzobispo fray Felipe Pardo] y que no se inmiscuya en las causas de comercio de los gobernadores y alcaldes mayores, por los disturbios que puede ocasionar. A fray Ginés Barrientos, obispo de Troya y auxiliar de Filipinas, se le ha dado licencia para salir de esas islas si no acepta el obispado de Nueva Segovia. Al maestre de campo Juan de Vargas Hurtado, anterior gobernador, también se le ha dado licencia para venir a España