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Real Cédula al provincial de los dominicos de Filipinas, avisándole lo que se ha resuelto sobre la fundación que solicitaron de una Casa de Terceras en Manila, bajo la advocación de Santa Catalina de Siena, y que era protestada por las monjas del convento de Santa Clara de esa ciudad. Juan de Escaño había donado cierta cantidad de dinero para esta fundación, pero el rey ordena que esta Casa o Beaterio no sea lugar sagrado, prohibiendo que tenga campana y guarde clausura. En él se recogerán sólo indias puras hasta que tomen estado, y no podrán vivir de limosnas para no perjudicar a las monjas de Santa Clara. Sus cuentas serán vistas por un oidor y por el provincial de los dominicos, sin que su sustento dependa de la Real Hacienda. Si esto no se acepta, las indias se recogerán en las Casas de Santa Potenciana, la Misericordia y la de los padres jesuítas