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Felipe IV da instrucciones al marqués de Castel Rodrigo y al marqués de los Balbases, para que como plenipotenciarios defendiesen los derechos e intereses de la corona en el Congreso de Münster.
En tanto se tomaban los acuerdos para conseguir la paz debía disponerse una tregua, imponiendo como condición que los franceses retirasen sus armas de España, tanto las que tenían en Cataluña y el condado de Rosellón como en tierras portuguesas.
Portugal no podría estar comprendido en esta tregua porque su rebelión no tenía ninguna relación con la guerra pendiente.
Para llegar a un pronto establecimiento de la paz se restituiría todo lo ocupado por una y otra parte, como se hizo en la paz de Cambray de 1559 y últimamente en la de Vervins.
En relación con Alemania se procuraría la restitución de los países heredados de la casa de Austria. En cuanto a suecia, había de ajustarse a las propuestas de los ministros imperiales.
En el Monferrato sería razonable ajustar las cosas conforme a la Paz de Ratisbona.
Borgoña se restituiría enteramente a España y conservaría su neutralidad para dar satisfacción a los esguízaros. Sería conveniente para la tranquilidad de Italia que se restituyese Pinerolo al duque de Saboya.
Con el duque de Parma ya se habían hecho las capitulaciones pertinentes y había de guardar neutralidad en sus diferencias con el papa. En las pretensiones del Palatinado para que se le restituyesen sus estados, el marqués de Castel Rodrigo tenía las órdenes necesarias para actuar convenientemente, siempre en el sentido de no perjudicar a la religión y a la casa de Baviera.
Lorena sería el punto más conflictivo en el Congreso porque Francia pretendía quedarse con su Estado, y casi todos los príncipes, por intereses o por sangre, se opondrían a ello. Estos propósitos de Francia irían también contra los intereses de España.
Anuncia el nombramiento de Antonio Brun para los asuntos de Flandes. De los del resto de Europa menos Italia, se encargaría a Diego Saavedra y Lope Walter Zapata, y si para Italia fuese necesario otro emisario, se pediría al gobernador de Milán que enviase la persona adecuada.