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El marqués de la Candelaria de Yarayavo, vecino de Santiago de Cuba, expone que la ciudad carece de aguas potables y pide autorización para proceder al remate en subasta pública de la construcción de un acueducto y, puesto que el Ayuntamiento no tiene fondos, que se le conceda establecer algún tributo para este fin.
El coronel de Infantería Dionisio Carreño, presenta un proyecto de conducción del agua a la ciudad. Por Real Orden de 4 de enero de 1838, se autoriza la construcción de la obra propuesta por Carreño.
En 1844 el intendente de Ejército superintendente delegado de Hacienda de Cuba y el gobernador superior civil, informan del incidente suscitado a consecuencia del expediente que se instruyó para adquirir, a favor de los Propios de Santiago de Cuba, el acueducto de la ciudad. Por Real Orden de 29 de noviembre de 1844 se aprueba la cesión y traspaso que hizo al Ayuntamiento el empresario de la obra Sr. Carreño, del uso y la propiedad del acueducto .
Reclamaciones de la casa “Zulueta y Compañía”, de Londres, por el descuido del Ayuntamiento en cobrar la contribución que debe pagar el vecindario por el servicio del agua, lo que ocasiona retrasos en los pagos que deben hacerse por la propiedad del acueducto. Testimonio del expediente instruido en 1852 para tratar del pago de la deuda. Establecimiento de diferentes impuestos para su pago.
Quejas por parte de los herederos de Dionisio Carreño ante el impago de las letras debidas.