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Durante el Antiguo Régimen la concesión de notarías formaba parte del amplio ámbito de la gracia real. Por ello, el Consejo Supremo de España e Indias, a través de su Comisión de Consultas, como heredero de la Cámara de Castilla, fue durante cierto tiempo la institución encargada de proveer estos oficios y extender los títulos correspondientes. Generalmente la expedición del título se tramitaba como parte del propio expediente de concesión, pero en ocasiones, y por motivos muy diversos, la expedición del título se retrasaba y daba lugar a que tuviera que tramitarse aparte algún tiempo después. Esta serie está formada por esos expedientes que se tramitaban, exclusivamente, para expedir los títulos de plazas de notario que el interesado ya poseía. Durante el período de la guerra de la Independencia, además, es frecuente que se solicite la expedición de títulos por pérdida del original o porque el solicitante que necesitaba para cualquier trámite su título de notario y que había huido de su lugar de residencia habitual, no podía disponer en ese momento de su título.