A petición de don Diego Fernández de Córdoba, conde de Cabra, se ordena que se guarde a su villa de Cabra el privilegio que tienen sus vecinos de exención de alcabala de lo que vendieren y compraren en las ciudades, villas y lugares de Córdoba y de su obispado, en el arzobispado de Sevilla y obispados de Jaén y Cádiz "seyendo de su labrança e criança para su mantenimiento"
Archivo General de Simancas, RGS,LEG,149601,155
