Archivero, paleógrafo y diplomatista y calígrafo español. Comenzó su andadura profesional en el Archivo de la Catedral de Toledo, con la copia de sus documentos, de la mano de su maestro, el religioso Andrés Marcos Burriel. En reconocimiento a su trabajo, el Rey le nombró oficial de la Contaduría de rentas provinciales. Por ello en 1750 fija su residencia en Madrid.

En 1755, confeccionó las láminas que ilustrarían la obra "Paleografía española", de Burriel. En 1762 colabora con Francisco Pérez Bayer, en el catálogo de los manuscritos de la biblioteca de El Escorial.

En 1764, el rey Carlos III le nombró escribano en el Archivo de la Secretaría de Estado, en el nuevo palacio de la plaza de Oriente de Madrid. Siguió siendo escribano del reino por espacio de treinta y dos años, hasta su fallecimiento en Madrid en 1796. La mayor parte de los documentos elaborados en la Secretaría de Estado durante ese largo período, desde contratos matrimoniales hasta tratados internacionales, fueron escritos por su mano.

En 1774, la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País le encargó un tratado de caligrafía "Arte Nueva de Escribir", obra fundamental en el desarrollo de la técnica de la escritura española.

Por sus grandes méritos la Real Academia de la Historia lo eligió como miembro de la corporación en 1781.