Administrativo y sindicalista español. A los 16 años de edad se afilió a las Juventudes Socialistas; debido a su participación en la revolución de Asturias de 1934 fue condenado a prisión, aunque se benefició de la amnistía decretada en 1936.

Al comenzar la guerra civil se enroló voluntario en las milicias, en el Batallón Amuategui del ejército republicano del norte. En diciembre de ese año fue destinado al Estado Mayor como teniente secretario del Juzgado Mayor, dependiente del Gobierno Vasco. Posteriormente fue designado juez militar, lo que le llevó a realizar constantes viajes por distintas zonas del territorio republicano, como Valencia, Santander y Asturias.

Tras la caía del frente norte intentó abandonar España, pero fue detenido por las tropas franquistas, enviado a diferentes cárceles y batallones de trabajo y finalmente condenado a muerte. Esta condena le fue conmutada por una pena de 30 años de prisión, sin embargo en 1944 consiguió fugarse de la cárcel con otros presos gracias en parte a la ayuda prestada por el gobierno vasco en el exilio. Llegado a Francia se unió a la resistencia antifranquista en el exilio como miembro del batallón de Guernika, que prestó apoyo a las tropas aliadas que invadieron Francia durante la II Guerra Mundial. Al término de la misma se instaló en París y se convirtió en colaborador del gobierno vasco en el exilio, ocupándose de las relaciones exteriores y la asistencia a los refugiados.

En 1961 abandonó estas labores y comenzó a trabajar en una empresa de confección. Intervino en la constitución de la sección de UGT de Euskadi en París, de la que fue secretario general. En 1977 se jubiló y regresó a España para instalarse en Valencia, donde fue designado secretario general de la Federación de Jubilados de la UGT en Valencia.