Colegio jesuita en la provincia de Paraguay (hoy en la actual Argentina).

Poco después de la creación de la provincia del Paraguay, el padre Pedro Oñate en el año 1615 sucedió como provincial al padre Torres, cargo que ostentó durante 8 años, en los que aumentó considerablemente los domicilios jesuitas en el mencionado territorio. En este periodo se creó, entre otros colegios y residencias, el Colegio de Salta.

Se trataba de un colegio modesto que contaba con cinco sacerdotes que se dedicaban a los ministerios apostólicos. Durante la primera mitad del siglo XVII, una de las frecuentes inundaciones que asolaban la ciudad de Salta, derrumbó la casa y la iglesia jesuita. Fue reconstruida gracias a los donativos recaudados entre que los propios habitantes de la ciudad.

Encontramos noticias relativas al colegio en la carta que en 1658 el padre provincial Francisco de La Mora escribió al padre general acerca de los ministerios apostólicos que los jesuitas estaban realizando en la provincia. Con respecto a la labor del Colegio de Salta dice "Del colegio de Salta se hace cada año misión al valle de Siancas, a los indios Pulares, Payagastas, Chiguanas, Abtacis, Suracatán, Escape, Cachís, a los Chocomoros, a la ciudad de Jujuy, a las de Tilcara, Umguaca, Cuchinoca y Caraviudos". Esta labor apostólica se prolongó a lo largo de los siglos XVII y XVIII hasta la madrugada del 2 al 3 de julio de 1767, cuando, en cumplimento de la orden contenida en la Real Pragmática de Carlos III, los jesuitas fueron expulsados.