Poeta, latinista, ensayista, traductor y profesor, exiliado español. Su padre fue Salvador Clariana Navarro, famoso farmacéutico que creó el primer laboratorio de farmacia de España y su madre Angelina Pascual Caldés. Era una familia conservadora y religiosa y Bernardo fue el tercero de cuatro hermanos. Estudió primeramente en Valencia y a continuación se licenció en Filosofía y letras con la especialización en filología clásica. Ejerció como docente de lengua y literatura latina en el Instituto de Enseñanza Media de Irún y participó como colaborador en la Sección de Filología Clásica en el Centro de Estudios Históricos de Madrid, donde terminó de formarse de la mano de Pedro Salinas y Tomás Navarro. A lo largo de la Segunda República trabajó como colaborador en la revista de Murcia Murta, en la valenciana Nueva Cultura y en el periódico de Madrid El Sol. Formó parte de la Aliança d'Intel.lectuals per a Defensa de la Cultura de Valencia y durante la guerra realizó numerosas actividades propagandísticas y de agitación, además de alistarse al Ejército Popular a través de su Estado Mayor en Valencia. Colaboró también con Nueva Cultura y con Hora de España. Escribió diversos romances a lo largo del conflicto bélico y muchos de ellos formaron parte del Romancero General de la Guerra de España. También fue redactor en el periódico de guerra Ataque de la Delegación de Milicias Populares Antifascistas y colaboró en Granada de las Letras y de las Armas. Participó en el Segundo Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura de Madrid, Barcelona y Valencia en 1937. Con el fin de la contienda cruzó la frontera hasta Francia y fue detenido en el campo de concentración de Saint Cyprien junto al resto de trabajadores de la publicación Hora de España. Tras su liberación realizó diversos empleos con los que subsistir, como por ejemplo de vendimiador o albañil, hasta que finalmente pudo embarcar rumbo a la República Dominicana, donde solo permaneció hasta julio de 1940. Desde dicha fecha y hasta octubre de 1942 se asentó en La Habana, donde trabajó como redactor del diario Información y como colaborador en diversas revistas como Ultra, Grafos, Nuestra España. Escribió además para la editorial La Verónica de Manuel Altolaguirre, donde realizó la breve antología Poesía popular española. I. Los primitivos desde Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, hasta Gil Vicente. También en la isla cubana publicó su primer libro de poesía, Ardiente desnacer. Testimonio poético, cuyo prólogo fue escrito por María Zambrano y que estaba conformado por poesías escritas en la guerra civil y en su exilio francés. Finalmente desde octubre de 1942 se asentó en Vermont (Estados Unidos) y posteriormente en Nueva York. En un principio trabajó como docente de lengua y literatura española en el Middlebury College, aunque desde 1943 y hasta 1945 dejó sus clases para ejercer como comentarista de radio y traductor de guiones cinematográficos. Continuó escribiendo poesía y traduciendo del latín al castellano, además de colaborar con revistas como De Mar a Mar, La poesía sorprendida, Chimera, The Nation, Orígenes, Revista Mexicana de Cultura (suplemento dominical de literatura del periódico El Nacional), España Nueva, Norte. Trabajó además como redactor de la revista Temas, creada en 1950 en Nueva York por José de la Vega. También dobló diversas películas en su última etapa de vida. En Estados Unidos escribió distintos libros de poesías en español e inglés como por ejemplo: Ardentissima cura, donde se puede contemplar la gran influencia de García Lorca y la obra de este: Grito hacia Roma; o Rendez-vous with Spain, donde narraba el periodo de la Segunda República. Sus últimos escritos poéticos aparecieron con la publicación de Arco ciego en 1952. En sus últimos años viajó a Francia en diversas ocasiones, hasta que finalmente falleció por ahogamiento en una playa en la Costa Azul en 1962.