Luisa Ignacia Roldán, La Roldana. Escultora española. Primera mujer escultora documentada en España.

Nace en Sevilla, probablemente a finales de agosto de 1652, puesto que su partida de bautismo se fecha el 8 de septiembre del mismo año. Hija del escultor Pedro Roldán, cuarta de los nueve hijos habidos del matrimonio formado por Pedro Roldán y Teresa de Jesús Mena Ortega y Villavicencio, que llegaron a formar una extensa familia de escultores.

Se desconocen noticias sobre su infancia y juventud debido a la falta de documentación. Con toda probabilidad se formaría en el taller del padre, en ese entonces uno de los más importantes de la ciudad de Sevilla.

En 1671 contrae matrimonio con Luis Antonio de los Arcos, discípulo del taller del padre. Pedro Roldán se opone al casamiento y por esta razón, el 17 de diciembre de 1671, Luisa es sacada de su casa paterna mediante mandamiento judicial, permaneciendo bajo custodia del maestro dorador Lorenzo de Ávila hasta la celebración de la boda.

A partir de ahora, Luisa Roldán abandona presumiblemente el taller del padre y, junto con su marido empieza su labor profesional de manera independiente, siendo éste el único a poder firmar los contratos de obras. Los dos esposos empiezan paulatinamente a crearse un espacio en el panorama escultórico andaluz contratando y ejecutando obras en Sevilla y otras provincias andaluzas para iglesias, conventos y cofradías.

A partir de la década de los ochenta comienzan a llegar encargos de Cádiz y de otras localidades vecinas que suponen su consagración definitiva. Con este bagaje y tras el éxito cosechado en Cádiz, el matrimonio abandona Andalucía en 1689 instalándose definitivamente en la Corte. La primera constatación documental de su vida en Madrid se localiza el 28 de febrero de 1689 en que bautizaron a una hija llamada María Bernarda.

En 1692 consiguió ser nombrada escultora de cámara, primero de Carlos II y, tras la muerte de éste y la llegada al trono de los Borbones, también del nuevo rey Felipe V. A pesar del reconocimiento profesional que el título significaba, es casi seguro que la nómina fuese tan sólo "ad honorem", sin que se le asignasen los gajes correspondientes a la plaza. Esto explicaría sus constantes súplicas de ayuda dineraria a la Corona que se localizan en la documentación, así como las peticiones de Luis Antonio para ocupar algún cargo en palacio. Parece que finalmente, en 1695, se le concedió la plaza titular con su correspondiente sueldo, aunque con retrasos, de manera que al parecer la situación económica del matrimonio se caracterizaba por su precariedad.

Un escalón más elevado en el reconocimiento profesional internacional, raramente otorgado a un artista español y aún menos a una mujer, se verificó el 10 de enero de 1706 cuando la Accademia di San Luca en Roma la nombró académica de Mérito, el mismo día que le sobrevenía la muerte en Madrid. Unos días antes, enferma y ante la proximidad de su muerte, hacía una declaración de extrema pobreza, indicando que no poseía ningún bien ni nada sobre lo que hacer testamento, apelando incluso a la caridad para su sepultura y sufragios por su alma.

A Luisa le sobrevivieron sus hijos Francisco y María que casaron ambos en 1708, así como su marido que moriría en 1711.

En el Archivo de Simancas se conserva el Real Decreto de 15 de diciembre de 1692, por el que se le concede la plaza de escultora de Su Majestad.