Institución que tendrá a su cargo la función de inspección periódica de centros de archivo. Aunque hubo normativa dispersa que aludió a las funciones de inspección desde el siglo XIX, lo cierto es que la Inspección General de Archivos quedó regulada de manera más efectiva a partir del Decreto 2675/1973 de 11 de octubre. Se regularizaban dos organismos paralelos, la Inspección General de Archivos y la Inspección General de Bibliotecas, que ejercían sus funciones bajo la jefatura inmediata del Director General de Archivos y Bibliotecas. Sus funciones eran amplias e incluían la inspección técnica de los Archivos dependientes de la Dirección General, así como de aquellos Archivos que eran servidos por funcionarios del Cuerpo adscritos al Ministerio de Educación y Ciencia. Una vez inspeccionados estos centros debían informar al Director General de Archivos y Bibliotecas sobre la situación de los centros y las mejoras a acometer, llevando a cabo una labor de asesoramiento con la propuesta de medidas que condujeran a la resolución del problema. Además, eran los encargados de recoger los datos estadísticos de estos centros y, como defensores de la legislación procedente en materia de archivos, debían velar por su cumplimiento y proponer las sanciones adecuadas en los casos en que no se respetase.

La Inspección de Archivos desapareció como tal en 1979, Real Decreto 562/1979 de 9 de marzo, y se diluyó en la Inspección General que, más tarde, acabaría sustituida por las Inspecciones Generales de Servicios.