Institución
Iglesia Católica. Archidiócesis de Oviedo (España)Formas paralelas (otros idiomas) Otras formas
desde 0811 hasta existente actualmente
Archidiócesis española, sede metropolitana de la provincia eclesiástica de Oviedo.
Una vez que la capitalidad del reino asturiano fue trasladada en 791 a Oviedo, por manos de Alfonso II (c. 760-842), empieza a plantearse el problema de la erección de un obispado. Por un lado, esta decisión respondía a la necesidad de dar continuidad a la desaparecida iglesia visigótica y, por otro, se fundamentaba en la urgencia de brindar cuidado y atención espiritual a la población del reino en crecimiento. A pesar de no contar con el documento fundacional de esta institución, es posible situar la fecha de creación del obispado de Oviedo entre los años 791 y 812.
A partir del siglo XI, la catedral ovetense, además de transformarse en el núcleo de devoción popular a las reliquias del Arca Santa, se convierte en una etapa destacada de las peregrinaciones jacobeas, fenómeno europeo con importantes repercusiones para la apertura de la capital asturiana y de toda la diócesis a las corrientes económicas, culturales y religiosas. Manifestación de este fenómeno es la floración de importantísimos señoríos y cenobios de tradición benedictina-cluniacense, que se diseminarán por toda la geografía astur.
El primer arzobispo de Toledo después de la reconquista pidió y obtuvo de Papa Urbano II (1042-1099) que la sede ovetense quedara sometida, como sufragánea, a la metrópoli de Toledo. La reacción en Oviedo no se hizo esperar. Tras una larga y articulada justificación por parte de exponentes de la iglesia ovetense, entre los cuales destaca el obispo Pelayo (1101-1130), el Papa Pascual II (1050-1118) aprueba mediante la bula del 30 de septiembre de 1105 la sustracción del obispado de Oviedo de la autoridad metropolitana de Toledo. D. Pelayo también utilizó el arma de las falsificaciones para consolidar jurídicamente los dominios del señorío episcopal y del capitular.
El prelado Gutierre de Toledo (1330-1389), hombre de confianza del segundo rey Trastámara Juan I (1358-1390), culminará el proyecto feudal pelagiano y conseguirá poner en marcha un notable programa de reforma disciplinaria en el clero capitular y monástico, que le sirvió para pasar a la historia con el calificativo de obispo reformador.
En época renacentista, la sede ovetense, caracterizada por el absentismo de sus obispos, tardará en implantar en el territorio bajo su apostolado los conceptos e ideas surgidos en el contexto de la contrarreforma tridentina. Su aplicación vendrá de la mano de Juan Álvarez de Caldas, que celebrará el conocido sínodo de 1602, y de las comunidades de dominicos y jesuitas instaladas, respectivamente, en el convento del Rosario y en el colegio de San Matías. En ausencia de un seminario conciliar, la formación espiritual y religiosa del clero será suplida por la cátedra de Teología de la Universidad de Oviedo, fundación del obispo e inquisidor general Fernando Valdés y Salas (1483-1568), y por el seminario de San Pedro de los Verdes, obra del canónigo Pedro Suárez (1593).
Durante el siglo XVIII, época del llamado absolutismo regio, toda iniciativa reformadora quedó relegada por las rigurosas pautas trazadas por la política de la monarquía regalista.
La Iglesia asturiana del siglo XIX lleva la impronta bien reconocible de los más importantes avatares de la época. Se sitúa del lado patriótico y legitimista en el alzamiento contra los franceses y se mueve con alguna dificultad en los períodos de alternancia entre el predominio de liberales y conservadores, mostrándose más proclive siempre hacia las corrientes de este signo. Gracias a la voluntad del obispo Ignacio Díaz-Caneja y Sosa (1779-1856), se inaugura en 1851 un seminario diocesano en Oviedo.
El 17 de octubre de 1954, como consecuencia del concordato de 1953, y en virtud del decreto Quum sollemnibus de la Congregación Consistorial, se revisaron los límites de la diócesis para hacerlos coincidir con los de la provincia civil. La diócesis de Oviedo perdió buena parte de su territorio con la cesión de todas las parroquias que se encontraban más allá de las fronteras de Asturias. El 27 de octubre del mismo año, la diócesis es elevada al rango de archidiócesis metropolitana con la bula Cum et Nobis del papa Pío XII (1876-1958). La nueva provincia eclesiástica de Oviedo pasó a tener como sufragáneas a las diócesis de Santander, León y Astorga.