En el año 1473 Alvear García Díez de Riva y Neyra, maestresala del rey Enrique IV, decide fundar y construir un convento en el que su hija pueda ingresar.

Con licencia del Arzobispo Alfonso Carrillo levanta el convento a las afueras de Madrid, en la zona de Vallecas.

En los inicios la comunidad seguía la regla de San Francisco pero ya en 1535 solicitan permiso para pasarse a la de San Benito ya que querían establecer una forma de vida más estricta.

En ese momento la comunidad empieza a crecer hasta el punto de no poder mantener un número tan alto de religiosas en la casa. Es entonces cuando el Cardenal Siliceo decide trasladar a las monjas a una nueva ubicación en el centro de Madrid. Conservan su advocación de Nuestra Señora de la Piedad a la vez que siguen siendo conocidas como las Bernardas de Vallecas.

En este convento permanecen hasta 1836. La aplicación de los decretos de exclaustración de Mendizabal las obligaría a abandonar la casa. Durante un tiempo se instalan en el cercano convento del Sacramento.

Mientras tanto el edificio pasaría por diferentes usos, desde centro de instrucción para quintos y milicianos, pasando por sede de la bolsa de comercio, colegio, almacén o el Teatro del Museo hasta llegar a ser, en la actualidad, la sede de una entidad bancaria.

En 1877 las monjas levantan un nuevo edificio tambien en el centro de Madrid donde sólo permanecen hasta 1931 (parte de la comunidad se traslada al Monasterio de Santa Cruz de Casarrubios del Monte). Este año el convento sufre un incendio provocado durante la "quema de conventos" que sucedió a la instauración de la República.

Regresan de nuevo al refugio del Sacramento pero son expulsadas al comenzar la Guerra Civil en 1936.

Al acabar el conflicto se instalan en un albergue en la calle Lopez de Hoyos de la capital hasta que el 13 de noviembre del año 1939 logran trasladarse a un edificio en la calle Joaquín Costa en el que residen aún en la actualidad.