El monasterio de San Basilio fue fundado, inicialmente, junto al arroyo del Abroñígal en el año 1608. Permanecerían en este lugar tan sólo dos años ya que las condiciones de humedad de la zona hacían enfermar a los monjes.

En esta situación decididieron solicitar un traslado que les sería concedido en 1610 y se haría efectivo un año más tarde.

Se instalan en la calle Desengaño en pleno centro de la villa, en una casa que había comprado y donado a la orden el vecino Alonso de Burgos.

A mediados del siglo, el marqués de Leganés, Diego Felipe de Guzmán se convierte en el patron del convento lo que ayudó a la reconstrucción de la antigua planta.

Una vez reformado paso a ser un convento notable con una iglesia trazada por Juan Ruíz de grandes dimensiones que llegó a albergar obras pictóricas de Claudio Coello y José Donoso.

Asi sobrevivió el convento hasta los años de la desamortización de Mendizabal. En este caso se vieron afectados por los definitivos deretos de 1836. Los monjes fueron obligados a abandonar la casa que pasaría a diversos usos en los años siguientes: la iglesia se convirtió en la sede de las oficinas de la Bolsa de Comercio y el propio convento pasó a manos de la Milicia Nacional de Artillería y a funcionar como oficinas para la Capitanía General. Tambien se utilizó como Prisión Militar hasta su derribo en el año 1850.

En el solar se construiría un teatro que, como homenaje, sería conocido como el Teatro de los Basilios y que, lamentablemente, tambíen sería derruido una decada después para abrir el espacio de la actual calle Muñoz Torrero.