Monasterio situado en la provincia de Lugo, originalmente albergó tanto a monjes como a monjas. Su fundación se suele asignar a los condes Ero Ordóñez y a su mujer Adosinda a finales del siglo IX. Esta atribución surge a raíz de un documento redactado por una descendiente suya en el año 1073; no obstante, algunos investigadores proponen fechar con mayor antigüedad los restos arquitectónicos de la iglesia románica actual y suponen que, en el mismo lugar, existió un castillo y una torre pertenecientes a los condes de Lugo.

En el siglo XII la casa adoptó la Regla de San Benito acumulando bastante importancia en la zona y reuniendo bajo su influencia varias parroquias sobre las que tenía jurisdicción civil y criminal. El monasterio gozó de importantes prerrogativas reales durante toda la Baja Edad Media. Alfonso IX, Fernando III y Alfonso X fueron algunos de los monarcas que le otorgaron donaciones, ordenanzas y privilegios.

Posteriormente, Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III confirmarían al monasterio las atribuciones otorgadas por sus predecesores en la corte aunque no evitaron que, a mediados del siglo XIV, entrara en decadencia y pasara por una época de penalidades económicas. A finales del siglo XV se reformó y se unió a la Congregación de San Benito de Valladolid.

Actualmente sólo se puede visitar la iglesia ya que el resto del monasterio, comúnmente conocido como "El Convento", pertenece a manos privadas. Historiadores y guías de la zona comentan que el Monasterio se vió afectado por la Desamortización sin especificar ninguna fecha concreta, sí reclaman el deterioro actual de las instalaciones y la falta de conservación debido a su carácter de propiedad privada.