Magdalena de Centelles Cardona fue la V duquesa consorte de Gandía (1551-1592), II marquesa consorte de Llombai (1548-1572), VIII señora del valle de Ayora y Cofrentes (1581-1596), V condesa de Oliva, señora de Murla, de Pego, de Orba y de Laguar (1594-1595) y señora consorte de los lugares de Albalat de la Ribera, de Castelló de Rugat, de Corbera, de Realenco, de Turís, de la Vall de la Gallinera y de la Vall d'Ebo (1551-1592) en el reino de Valencia. También fue señora de Monteagudo, Anglona, Ósilo, Márguine y Cóguinas (1594-1595) siendo estos últimos territorios conocidos con el nombre de "Estados sardos de Oliva".

Fue hija de Francisco Gilberto de Centelles Fernández de Heredia, III conde de Oliva y XI señor de Nules, y de María Folch de Cardona. Fue hermana de Pedro de Centelles, IV conde de Oliva y XII señor de Nules, y de Ana de Centelles, II marquesa consorte de Guadalest, así como de Felipa, Juana y María de Centelles.

A título personal, casó con Carlos de Borja Castro, V duque de Gandía y II marqués de Llombai (1548). De este matrimonio nacieron al menos siete hijos: Francisco Tomás de Borja Centelles (1551), futuro VI duque de Gandía y III marqués de Llombai, Pedro, casado con Leonor de Borja Oñaz, Luis, Alonso, Isabel, Ana y Magdalena de Centelles.

Como señora de vasallos, se convirtió en II marquesa consorte de Llombai, al recibirlo su esposo como regalo de matrimonio (1548), y en V duquesa consorte de Gandía tras la renuncia oficial de su suegro, san Francisco de Borja, en 1551. Por otra parte, sus capitulaciones matrimoniales establecían que debía convertirse en la condesa de Oliva en caso de que su hermano Pedro de Centelles muriera sin descendencia, como así ocurrió. A pesar de ello, la sucesión de Pedro de Centelles fue muy conflictiva. Efectivamente, éste dispuso en su testamento (1559) que el beneficiario de su herencia no sería Magdalena, sino Jaime de Centelles, señor de Almedíjar, y después de la muerte de aquél, lo sería Francisco de Centelles y sus descendientes masculinos. En caso de no tenerlos, heredaría Miguel de Centelles, hermano del señor de Almedíjar. Por tanto, podría decirse que en un primer momento Pedro había eliminado a sus hermanas de la sucesión del condado de Oliva. No obstante, acabó revocando ese testamento en 1562 y dio su conformidad a los capítulos matrimoniales de Magdalena y Carlos acordados en 1548, los cuales daban a esa pareja el derecho de sucesión.

A la muerte de Pedro en 1569 se iniciaron largos pleitos entre Magdalena de Centelles y los señores de Almedíjar. La primera sentencia judicial (1581) adjudicó la baronía de Nules a Clotaldo de Centelles, hijo de Jaime de Centelles, señor de Almedíjar; por otra parte, el valle de Cofrentes se adjudicó a Magdalena, mientras que el resto de posesiones fueron administradas por José Vallés.

Paralelamente, los vasallos de la baronía de Nules suplicaron a la Real Audiencia de Valencia su incorporación al patrimonio real, y tras un periodo de secuestro, se aceptó (1582), siendo posteriormente ratificado por el Consejo de Aragón (1584), por lo que al convertirse en un realengo, Magdalena perdió definitivamente sus pretensiones sobre este señorío.

Por lo que se refiere al condado de Oliva y al resto de posesiones sardas y valencianas, la Real Audiencia las adjudicó en 1594 a las hermanas de Magdalena de Centelles, Ana y Felipa Centelles. Con el tiempo, el primogénito de Magdalena, Francisco Tomás de Borja Centelles, VI duque de Gandía, heredaría el condado. Desafortunadamente, éste murió precipitadamente en 1595, por lo que tuvo que sucederle su hijo (y nieto de Magdalena), Carlos Tomás Borja Velasco, VII duque de Gandía, quien se convertiría oficialmente en VII conde de Oliva (1596), aunque aun así hubo nuevos pleitos con su tío Pedro de Borja Centelles.

Magdalena de Centelles falleció en mayo de 1596 en el palacio de Oliva.