Emperador de Alemania, hijo segundo de Fernando III. Sucedió a su padre en 1658 y los primeros años de su reinado se señalaron por una guerra contra Suecia, algunas turbulencias en Hungría, la invasión de los turcos, que después de algunos triunfos fueron derrotados en San Gotardo y una tregua de veinte años, que se ajustó con estos últimos. Luis XIV de Francia, invadiendo Holanda y asolando Alsacia, obligó al emperador a emprender contra él una guerra desastrosa que terminó en la paz de Nimega. Intentó en vano renovar las hostilidades en vista de las usurpaciones cometidas por Francia durante la paz y firmó con Luis XIV una tregua de veinte años en Ratisbona. Entró en la célebre liga de Augsburgo a la que siguió una guerra encarnizada, concluida por los tratados de Ryswick. Tomó parte en la guerra de sucesión de España, pero no pudo ver el fin. Durante las guerras de Francia, Tekeli se había sublevado y los turcos llegaron a sitiar a Viena, que Juan Sobieski salvó. La transformación de Hannover en electorado y, posteriormente, la del electorado de Brandeburgo en reino, una nueva guerra con los turcos señalada por la victoria del príncipe Eugenio en Zenta y terminada en Carlowitz por un tratado y nuevas conmociones en Hungría señalaron los últimos años del reinado de Leopoldo, a quien sucedió José I.