Víctor Amadeo I (Turín, 8 de mayo de 1587-Vercelli, 7 de octubre de 1637), fue Marqués de Saluzzo, Duque de Saboya, Príncipe del Piamonte y Conde de Aosta, Moriana y Niza entre 1630 y 1637. También fue rey titular de Chipre y Jerusalén. Gran parte de su juventud transcurrió en la corte de España, en Madrid, por expreso deseo de su padre Carlos Manuel I de Saboya. Al morir su hermano Felipe Manuel, príncipe heredero, Víctor Amadeo fue nombrado heredero legítimo y Carlos Manuel I quiso que toda la corte jurara fidelidad a su segundo hijo en Racconigi, el 21 de enero de 1607. Tras la crisis en sus relaciones con España y el acercamiento acercamiento de Saboya a Francia, Víctor Amadeo se casó con la hermana del rey de este país, Luis XIII, Cristina de Francia, la que sería más adelante la primera "Madama Reale". Para solicitar la mano de la princesa francesa fueron como embajadores el cardenal Mauricio de Saboya y el obispo de Annecy, Francisco de Sales. El 10 de febero de 1619, día en el que Cristina cumplía trece años, contrajeron matrimonio. La pareja permaneció en París hasta septiembre de 1619 y luego se dirigieron al Piamonte. En noviembre, tras llegar a Chambéry, fueron recibidos por la corte y se iniciaron las fiestas. Cristina llevó hasta Turín el gusto mundano que por aquella época se respiraba en la corte parisina. Del matrimonio con Maria Cristina de Francia (1606-1663), Regente del Ducado entre 1637 y 1663, hija de Enrique IV de Francia y hermana de Luis XIII, nacieron:

1. Luis Amadeo (1622-1628)

2. Francisco Jacinto

3. Carlos Manuel II

4. Luisa Cristina (1629-1692)

5. Margarita Yolanda (1635-1663), casada con Ranuccio II Farnesio

6. Adelaide Enriqueta (1636-1676)

7. Catalina Beatriz (1636-1637)

Todos los hijos fueron primos hermanos de Luis XIV de Francia.

Víctor Amadeo ascendió al trono a la muerte de su padre, en 1630. La política de Carlos Manuel había conducido a una gran inestabilidad en las relaciones con Francia y España. Para defender el Estado, Víctor Amadeo I necesitaba ejército, pero carecía del dinero necesario para reclutar mercenarios y también de la fuerza necesaria para crear un potente ejército piamontés. Por esa razón decidió suscribir un tratado de paz con España, apartándose claramente de los franceses. Los intentos para conseguir este tratado se desarrollaron durante todo el año 1630 y finalmente en Cherasco, entre el 5 y el 7 de abril de 1631 las distintas potencias se reunieron para establecer los acuerdos de paz. Según esos tratados, Pinerolo, que estaba entonces en manos de los franceses, habría debido regresar a Saboya, pero un tratado secreto firmado el año anterior en Turín había previsto, como señal en la alianza franco-piamontesa, que Francia siguiera controlando dicha plaza fuerte, a la vez que París trataría de hacer que la ciudad de Ginebra pasara al control de Víctor Amadeo. Hubo un simulacro de restitución: el duque recibió las llaves de Pinerolo y se las devolvió a Luis XIII, poco después. De este modo Francia se aseguraba el control de la importante plaza de Pinerolo. Al nacer un heredero varón, Francisco Jacinto de Saboya, Víctor Amadeo I trató de acrecentar el prestigio de su casa solariega, atribuyéndose el título real de Chipre, como descendiente de los Lusignano, sin que nadie se lo concediera nunca anteriormente. En virtud de ello, añadió la forma cerrada a su corona, como símbolo del poder real. Tratando di crear, bajo la dirección del cardenal Richelieu, una Liga antiespañola en Italia, Víctor Amadeo condujo algunas operaciones militares entre 1636 y 1637. Tras una brillante victoria ante los españoles en Mombaldone, en la noche del 25 de septiembre de 1637 el duque de Crécy ofreció una suntuosa cena al duque de Saboya. Al término de dicha cena Víctor Amadeo, al igual que otros invitados se encontró mal, y fue trasladado a Turín, en donde falleció el 7 de octubre. Su esposa quedó encargada de la regencia durante la minoría de edad de su hijo.