En algunas provincias españolas existía en el siglo XVIII una autoridad militar y política, dependiente en lo primero del Capitán general, denominada Comandante general o militar. Este cargo perdió importancia con la aparición en 1812 de los Jefes políticos, máxima autoridad a nivel provincial. Los Gobiernos militares de provincia siguieron durante años sufriendo cambios, creación de unos y desaparición de otros, tendiendo a identificarse con la división provincial de Javier de Burgos fijada en 1833. Un decreto de 8 de septiembre de 1841 estableció que en cada provincia existiese una autoridad militar delegada del correspondiente capitán general, perteneciente a la clase de brigadier o de coronel, con el título de Comandante Militar de Provincia, aunque sabemos por las Guías de Forasteros de esos años que realmente usaron el de Comandante General, hasta que por otro real decreto de 21 de diciembre de 1852, por el que se aprobó el "Reglamento para el Cuerpo de Estado Mayor de Plazas", volvió a denominarse Gobernador Militar, correspondiendo todos a la clase de brigadieres. Mientras tanto surgió la figura del Gobernador Civil, creada por real decreto de 28 de diciembre de 1849, que se hizo cargo de las competencias provinciales en materia política, administrativa y económica. Iniciada la guerra civil española en 1936 el ejército republicano sufrió muchos más cambios estructurales que el ejército nacional, donde hubo pocas reformas estructurales. Es por eso la existencia del Gobierno Militar de Cáceres, cuyo comandante se encargaba del cumplimiento de las órdenes que le llegaban fundamentalmente de Valladolid (Ejército del Centro) y Salamanca (Cuartel General).