El convento de Santo Domingo de A Coruña fue fundado en el último cuarto del siglo XIII, entre los años 1273 y 1280. El primer emplazamiento que tuvo el convento estaba situado en el barrio de Santo Tomás, cerca de la puerta de Ares. Las primeras noticias sobre su funcionamiento las tenemos en 1299, en las actas del capítulo provincial celebrado en Barcelona ese año, donde se habla de los religiosos que habitan el convento y se mencionan a un profesor de Lógica y siete estudiantes. En el año 1305, los dominicos de A Coruña colaboraron en la fundación del convento de Belvis, lo que recalca la importancia que adquirieron desde su fundación.

El complejo conventual debía estar terminado en el año 1344, cuando se reunió en él el concejo de la ciudad para elegir alcaldes. Durante los siglos XIV y XV recibieron la atención de poderosos personajes de A Coruña, así, en 1362 Ruy Freire de Andrade dispuso en su testamento que fuese enterrado en el convento, lo mismo hizo en 1474 Gómez Perez das Mariñas, y en el año 1500, el primer conde de Altamira deja testado su enterramiento en la capilla de San Martín de la iglesia del convento de Santo Domingo.

En el siglo XVI sucedieron dos incendios, el primero en el año 1548 o 1549, y el segundo, y más devastador, en 1589, cuando el corsario Drake atacó A Coruña. Tras el segundo incendio el convento acabó completamente destrozado y en seguida comenzaron a buscar un segundo emplazamiento. Para ello usaron unas casas, situadas intramuros, arrendadas por Domingo de Lastres, que junto a otras casas adquiridas por compra, sirvieron de base para la obra, que en el año 1617 ofrecía condiciones de habitabilidad. La construcción de la nueva iglesia comenzó en 1760.

En 1835 la vida del convento llegó a su fin cuando fueron aplicados los decretos de exclaustración de ese año, que suprimieron la práctica totalidad de conventos masculinos españoles.