Convento fundado en 1540 según lo dispuesto en las cláusulas testamentarias de D. Antonio Nos, notario de Castellón de la Plana. No obstante, las obras debieron comenzar a principios de la década de los años treinta del s. XVI, pues ya en 1528 el citado notario recibió autorización del Consejo de la villa para fundar en ella un convento, permiso al que le acompañó la cesión de una serie de viviendas para erigir el recinto.

Al fallecer el benefactor en 1540, el cenobio ya se encontraba finalizado. Fue en ese instante cuando su cuñado, Juan Gerónimo de Esteve, acudió a Teruel en busca de D. Damián Vizquert (Provincial de Aragón) con el objetivo de solicitarle religiosas que ocuparan el convento para, así, hacer efectiva su fundación. Recibida la aprobación, el 7 de julio de 1540 llegaron a Castellón de la Plana cuatro hermanas clarisas procedentes del convento de la Concepción de Valencia las cuales, según los deseos testamentarios, prestaron juramento y obediencia al obispo de Tortosa.

Sin embargo, las religiosas pronto comprendieron que bajo la dirección de personas seculares no familiarizadas con la Regla, les iba resultar imposible progresar en su observancia. De este modo, recurrieron a la Sagrada Penitenciaría Apostólica para que se conmutara la voluntad del testador y pudieran someterse a los prelados de la religión. Aunque el 20 de septiembre de 1540 Antonio Pucci (cardenal Presbítero) expidió una Bula en San Pedro de Roma bajo el sello del oficio de la Penitenciaria accediendo a la súplica, las religiosas no esperaban tener éxito y acudieron directamente a Paulo III. Finalmente, el papa despachó un Breve el 13 de noviembre de 1541 dirigido, entre otros, a D. Gaspar Jofré de Borja (obispo de Segorbe) eximiendo a la comunidad de la obediencia del Ordinario y sometiéndola al de la Religión.

En el año 1836, por circunstancias especiales dadas durante la Primera Guerra Carlista, el Gobierno les solicitó temporalmente el cenobio, concediéndolas en su lugar el desamortizado convento de Nuestra Señora del Rosario de Vila-real (Castellón, España). No obstante, y por orden de Isabel II, terminaron por establecerse definitivamente, permaneciendo allí en la actualidad.

Por su parte, y como señala Madoz, desde octubre de 1846 (y por Real Orden de 16 de junio del mismo año) el edificio se convierte simultáneamente en instituto de segunda enseñanza y en escuela normal de instrucción primaria. Sin embargo, en los años previos a la Guerra Civil el convento es completamente derruido, continuando su destino la iglesia en agosto de 1936 (aunque esta no fue derribada por completo y hoy día se conserva).