El convento de la Concepción de Llerena en la provincia de Badajoz, tiene su origen en el traslado de un convento previo, ya existente, a las afueras de la ciudad. El Convento de Santa Elena. También de la Orden franciscana.

Las religiosas de Santa Elena llevaban una vida de retiro, aislamiento y pobreza, muy dura, por su situación geográfica.

En 1448 la propia comunidad solicita su traslado al interior de Llerena, argumentando su situación y solicitando la ocupación del, ya existente templo de la Concepción y su hospital anexo. Aunque contaron con el apoyo de la Hermandad de la Concepción, dueños del templo y del hospital, que ofrecieron unas casas contiguas al mismo, para las religiosas, su traslado no se daría hasta dieciocho años después.

El traslado supondría enfrentarse a la oposición de las otras órdenes y conventos ya instalados en la ciudad, pues su presencia supondría la competencia por los fieles y por las limosnas.

Las religiosas recibieron el permiso del Provincial de su jurisdicción, San Miguel, para vender el convento de Santa Elena y de esta manera construir el nuevo cenobio. El comprador del mismo sería D. Juan Martínez Guijarro, arzobispo de Toledo, en 1553.

En la segunda mitad de siglo las religiosas ya se encuentran en la ciudad ocupando los espacios que les habían prometido y buscando intimidad e independencia, cierran la puerta de contacto entre el templo y el hospital. Este en principio no gusta a sus benefactores, pues incumplían las condiciones acordadas para el traslado y supuso una serie de pleitos, aunque las religiosas consiguen su objetivo.

No superaron las leyes desamortizadoras del S.XIX.

Nada más conocemos del desarrollo de este convento.

Actualmente sólo queda en el solar que ocupó el convento, el templo pero reedificado en época barroca.