Desde el mismo momento de la llegada de los españoles a América se produjeron escritos que trataban de relatar cómo eran las nuevas tierras descubiertas, así como las acciones de los españoles en su labor de exploración y conquista. Figuras como las de Pedro Mártir de Anglería, Antonio de Guevara, Gonzalo Fernández de Oviedo, Juan Ginés de Sepúlveda o Francisco López de Gómara empezaron a construir el relato de la historia de los españoles en América; obras como las de fray Bartolomé de las Casas no solo narraban la realidad americana si no que introducían un elemento de denuncia sobre las condiciones de vida indígena a causa de los abusos cometidos por los españoles. Durante el reinado de Felipe II se produjo la visita de Juan de Ovando al Consejo de Indias que se extendió entre 1569 y 1571; entre otros aspectos, se incidió en el caos legislativo y en las medidas que se podían implementar para un mejor funcionamiento y gobierno de las cosas de Indias. La Corona era consciente de que para gobernar aquellas tierras era necesario tener un conocimiento exhaustivo sobre las mismas. En octubre de 1571 se creó el cargo de cronista y cosmógrafo mayor de Indias que tenía como cometido la recopilación de la historia general, moral y particular de América así como los acontecimientos memorables, y la descripción geográfica y natural de las Indias. Hasta el siglo XVIII el cargo se mantuvo sin excesivos cambios, pero en 1744 se estableció por Real Decreto que el cargo de cronista oficial quedara bajo responsabilidad de la Real Academia de la Historia. Junto al cronista oficial, fueron muchos los cronistas que dejaron su impronta sobre la realidad americana. Muchos de ellos formaron parte del aparato militar y de gobierno de las Indias.