Historia Institucional / Reseña Biográfica:
Villa del Prado y Alamín.La persistencia de los problemas jurisdiccionales hizo que, en 1436, Don Álvaro de luna comprase al Arzobispado de Toledo la jurisdicción del Alhamin, que comprendía los lugares de Alhamín, Méntrida y el Prado, nombre primitivo de Villa del Prado, de los cuales el último era el más importante desde el punto de vista de la población asentada. Un vestigio de la presencia de Don Álvaro en la villa son los restos de la antigua portada de su palacio en la plaza de Palacio .
El señorío de los Luna pasó a la familia de los Mendoza al ser heredado por la hija del Condestable, casada con Iñigo López de Mendoza. El hijo de ambos, Don Diego Hurtado de Mendoza, II Duque del Infantado, dio al Prado el privilegio de villazgo, evitando así que sus habitantes tuvieran que desplazarse al Alhamín para resolver sus pleitos y asuntos particulares. Por entonces, la villa experimentó un importante crecimiento económico gracias a nuevas concesiones de terreno y dehesas. Salvo en algún corto periodo en que por diversas circunstancias pasó a otras manos, Villa del Prado perteneció al señorío de los Mendoza hasta que las Cortes de Cádiz liquidaron el régimen señorial en el siglo XIX.
Méntrida: La población se crea tras la reconquista de la zona en 1085 por Alfonso VI, perteneciendo a la corona hasta 1180 en el que Alfonso VIII dona el castillo de Alamín, al que estaba vinculado Méntrida, al Arzobispado de Toledo.
En 1436 se convierte en señorío de don Álvaro de Luna y de su esposa doña Juana de Pimentel quien fundaría el Mayorazgo de Luna a favor de su hija María de Luna casada con don Íñigo López de Mendoza, segundo duque del Infantado. En 1486 se le concede el título de Villa, permaneción al señorío del Duque del Infantado hasta el siglo XIX.
San Martín de Valdeiglesias: La tradición dice que la villa de San Martín de Valdeiglesias fue fundada por el visigodo Teodomiro. Durante la repoblación llevada a cabo en la Plena Edad Media se funda en los terrenos del actual término municipal un monasterio, dedicado a San Pelayo y regentado por monjes benedictinos. En torno a este primer asentamiento poco a poco se va constituyendo un núcleo de pobladores que, al crecer en número, se convertirá en una villa dotada de fuero propio y ciertos privilegios. Posteriormente, durante el siglo XV, la población dejó de depender de los monjes y pasó a ser de dominio señorial, perteneciendo a las propiedades del Condestable de Castilla, D. Álvaro de Luna. Éste llego allí hacia 1430, llamado por los monjes para sofocar una revuelta campesina. Cuando consiguió su objetivo, se quedó como dueño de la villa y sus tierras, ordenando construir el castillo que ahora preside la localidad. Cuando el Condestable cayó en desgracia y fue ejecutado, al casar su hija con el duque del Infantado el castillo pasó a éste como parte de la dote.
Torre de Esteban Hambrán: A comienzos del siglo XV pertenecía al señorío de Pedro López Ayala, vendiéndose en 1436 a Álvaro de Luna. Años más tarde, cuando Juan II confisca los bienes de éste último, pasa a ser propiedad del rey. Cambiaría después a manos de la familia de Los Mendoza, hasta que en 1568 Pedro González de Mendoza se la vendió a Diego Vargas, secretario del rey Felipe II.