Alcance y Contenido:
Carta del maestrescuela de la catedral de Manila [Luis de Salinas] sobre varios asuntos: que con unos religiosos que pasaron a España dio cuenta de lo que había hecho tocante a la real Hacienda y otras cosas muy importantes del servicio del rey, y que a estas personas que tratan de dar avisos los tratan muy mal las autoridades de Filipinas, y así no hay quien se atreva a hacer denuncias; que es muy necesario que se visiten esas islas, y que lo hagan los prelados de ellas, porque de otra manera no se remediarán los daños; que envía traslado del pleito que trató sobre que se guarde el Real Patronato en la reforma de las prebendas; que conviene que las prebendas las provea el Consejo y no los gobernadores, que las dan a criados y allegados; que cuando vacare el arzobispado de Manila pase a gobernarlo uno de los obispos más antiguos de esas islas, y que no lo haga el clero; suplica que se envíe un prelado muy celoso del servicio de Dios y de las almas; que fray Lorenzo de León envía a la corte al prior del monasterio de San Agustín de Manila, con mucho dinero para que le consiga el arzobispado de esa ciudad, y es persona no recomendable, así como el comportamiento de la Orden en sus doctrinas; denuncia un delito cometido contra él; informa del tiempo que lleva en esas islas y pide que se le saque de ellas promoviéndole a otra iglesia de las Indias.
Acompaña:
- Testimonio de cómo no acuden a los oficios divinos los canónigos reformados Crisanto de Tamayo, Cristóbal Ramírez de Cartagena, Pablo Ruiz de Talavera, Lorenzo Martín y el racionero Juan López. Manila, 20 de abril de 1606.
- Traslado de un pleito sobe el nombramiento de dignidades en la catedral de Manila. Manila, 28 de junio de 1606.
- Copia de un capítulo de carta del maestrescuela de la catedral de Manila de 22 de junio de 1606 sobre que envía un pleito acerca de guardar el real Patronato en la reforma de las prebendas.
- Copia de otro capítulo de dicha carta sobre la conveniencia de que las prebendas de la catedral de Manila sean dadas por el rey y no por los gobernadores de Filipinas.