Pleito fiscal de Melchor de León, oidor de su Magestad en los grados de Sevilla, como propietario del corral colindante con las casas del Santo Oficio, sobre su expropiación, de tal forma que dicho corral no fuera vía de escape para los presos al poseer entradas secretas, siendo reutilizado como cementerio y patio de recreo para los presos