Ordena que, siendo cierto el escándalo que se ha entendido protagoniza el deán de la iglesia del Tucumán, don Juan Carrizo Mercadillo, que se halla con hijos y nietos y que se conserva en una amistad ilícita de más de treinta años, se comunique con el obispo de dicha iglesia para que se informe, y si resultara ser cierto haga una muy severa demostración con dicho deán y que él saque a la mujer, hijos y nietos de dicha provincia a la parte donde le pareciere.