Manda que convoque a don Juan de Loaysa Calderón, oidor de lesa Audiencia, y a doña Mariana de Quiñones, su esposa, y, en presencia de los oidores más antiguos, se le advierta a dicha doña Mariana que no se involucre en negocios públicos y otras inteligencias que le están prohibidas por su condición de mujer de ministro de la Audiencia.