Copia de la instrucción que S.M. Felipe IV dio al marqués de Castel Rodrigo para celebrar el Tratado del Palatinado, hecha en Madrid el 17 de enero de 1642.
ESTADO,2880,Exp.4
1642-11-17
Unidad Documental Simple
ES.28079.AHN//ESTADO,2880,Exp.4
En opinión de Diego Saavedra, este asunto se trataría mejor privadamente que en el Congreso de la Paz Universal.
En cualquier caso, debía conseguirse que quedaran libres para España los pasos del Rhin por toda esta provincia, y la práctica de la religión católica establecida por España en los largos años que había dependido de ella.
Durante algunos años, por lo menos hasta haberse concluido la Paz Universal, España podría conservar dos plazas en el Palatinado inferior, las que parecieran en Flandes más a propósito para seguridad de la capitulación, o bien que se devolviesen las fortificaciones de las dos o tres plazas más fuertes de aquel estado.
El emperador debía imponer su autoridad para que las ciudades hanseáticas no comerciasen con Portugal en tanto durase aquella rebelión. Los navíos de estas ciudades que se encontrasen comerciando en Portugal serían tratados como enemigos y dados por buena presa los que fuesen tomados por españoles.
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