Historia Archivística:
En el Archivo real, desde su creación en 1318, junto a los registros de la cancillería se guardaba también todo tipo de documentación suelta y no seriada que el rey, por cualquier motivo, ordenaba depositar en él, ya fueran documentos importantes relativos a la casa y al patrimonio real, cartas y documentos recibidos, documentos confiscados, no expedidos o cancelados, etc. Este conjunto de documentación diversa, tanto por su contenido como por su formato (documentos en pergamino y papel, cuadernillos sueltos, volúmenes encuadernados), se organizó desde el siglo XIV en armarios, cada uno de ellos con una cierta unidad temática o territorial (no siempre seguida de manera muy estricta). Se constituyeron así hasta 32 armarios con diferentes títulos (Barcelona, Cataluña, Cerdeña, Testamentos reales, Negocios entre Reyes, etc.), divididos a su vez en sacos y con un número correlativo para cada documento. No obstante, una parte considerable de esta documentación quedó sin numerar, fuera de los armarios y sacos.
A mediados del siglo XVIII, siguiendo las instrucciones del reglamento del Real Archivo de la Corona de Aragón, aprobado por Real Cédula de 7 de febrero de 1754, se iniciaron los trabajos de reordenación de los documentos sueltos en papel y pergamino, formándose una colección específica con los documentos pontificios, considerados de especial interés en ese momento debido a las negociaciones sobre el Concordato con la Santa Sede. Se agruparon en 63 legajos, en orden cronológico, aunque con numerosas inexactitudes debido a errores de datación y a la existencia de un cierto número de pergaminos y cuadernillos que contienen la copia de dos o más documentos de papas y fechas diferentes. Posteriormente se añadieron a la colección algunas bulas procedentes de otras secciones del Archivo. En 1948 se publicó la Regesta de Letras Pontificias del Archivo de la Corona de Aragón de F.J. Miquel Rosell, donde se presentan en estricto orden cronológico, incluyendo algunos documentos conservados en otras secciones del Archivo. No obstante se ha mantenido en uso la signatura tradicional de legajos. Otras secciones del Archivo, especialmente la de Órdenes religiosas y militares, conservan todavía un buen número de documentos pontificios.