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El Ministerio de Negocios Extranjeros creado por José I tenía como función la de atender y coordinar la diplomacia, dejando la dirección efectiva de la política exterior en manos del propio rey.

El Real Decreto de 6 de febrero de 1809 establece como competencias del ministerio las siguientes:

- La observancia y ejecución de las convenciones y tratados de política y comercio con todas las naciones aliadas.

- La propuesta de todos los pretendientes y sujetos aptos para los empleos de embajadores, ministros, presidentes, agentes diplomáticos y de comercio.

- La correspondencia con todos los ministros, cónsules, agentes, etc., bien fueran del rey de España o de las potencias extranjeras.

- La intervención en todo lo contencioso relativo a las presas marítimas, dando de todo ello cuenta oportuna al monarca.

- El despacho de los pasaportes de los ministros y agentes diplomáticos, tanto nacionales como extranjeros, precediendo para éstos la petición de los embajadores o ministros de su nación, y dando aviso de aquéllos que juzgare conveniente al ministro de Policía.

- Finalmente, el arreglo, según las órdenes regias, de todo lo relativo con las potencias extranjeras.