Archival History:
El archivo de la legación de España ante la Santa Sede está fragmentado en tres agrupaciones que se corresponden con sendas transferencias realizadas desde Roma al Ministerio de Estado. Una fracción se corresponde con la transferencia realizada desde la embajada en 1935, otra con una segunda remesa realizada en 1948 y la tercera con la transferencia hecha en 1953. La primera está actualmente integrada en la sección de Estado de este Archivo Histórico Nacional, la segunda pasó al denominado Archivo Renovado que se encuentra en el Archivo General de Alcalá de Henares y la tercera es a la que hace referencia esta matrícula.
Las necesidades de la negociación y despacho de asuntos delicados impusieron bien pronto la necesidad de constituir un archivo de consulta, donde se encontrasen precedentes o piezas justificativas de los privilegios y derechos de la Corona; de las bulas pontificias referentes a la iglesia española; de los tratados con la Santa Sede relativos a los estados españoles de Italia y a otras potencias, etc. A medida que se adelantó el siglo XVI se hizo evidente la necesidad de contar con un archivero, de manera que Felipe II nombró un archivero de la embajada encargado de recoger la documentación para servicio de sus ministros en Roma y para remitir una copia de la misma a los consejos y secretarías de su corte. Este nombramiento recayó en Juan de Berzosa, que elaboró una importantísima colección documental a partir de documentos copiados en el archivo del Vaticano sobre concilios, cónclaves, capelos, guerras, tratados, cruzada, reforma de monasterios, etc. La colección se subdivide en varios grupos: "Annalium Philippi II hispaniarum Regis Catholici. Continens res decennio gestas ab anno 1554 usque 1565."; "Conclavius"; "De Concilio Tridentinum"; "Discursus Pacis et Foederis"; "Epistolarium Diversorum Pontificum" ; "Instrucciones diversorum Pontificium"; "Miscelanea Philippi II"; "Relationum"; "Rerum Germaniae et Imperatoris"; "Tractatus Pacis et Foederis". En el Archivo de Simancas se puede consultar una copia de esta obra, y en el siglo XVIII Francisco Javier de Santiago y Palomares, futuro archivero de la Secretaría de Estado, realizó otra copia que se conserva en el Archivo Histórico Nacional.
Como fruto de la labor de los archiveros, que incluyó la copia de documentos de los archivos del Vaticano, se creó un archivo que era considerado el más importante de Roma después del archivo del Castillo del Santo Ángel.
Pero este importante archivo quedó destruido en su mayor parte a consecuencia de un incendio producido el 15 de enero de 1738 por culpa de una chimenea construida en los cuartos del cardenal Acquaviva cuyo conducto pasaba por la pared del archivo. Se perdió la mayoría de los documentos anteriores al siglo XVIII debido al fuego o al agua empleada en la extinción.
Durante la embajada del cardenal Portocarrero (1748-1760) se realizó un inventario general de la documentación restante que años después se transformó en un catálogo que dividía los papeles en tomos y los tomos en partes; también se realizó un índice analítico. Este trabajo se realizó durante el periodo en que estuvo como embajador en Roma el conde de Floridablanca (1772-1776).
Durante las guerras napoleónicas, el palacio de la embajada fue ocupado por los franceses y su archivo fue saqueado y desordenado. Pero gracias al citado índice se pudo devolver a su orden. Se procedió también a ordenar los despachos de la embajada al Rey desde los tiempos de Felipe V hasta Fernando VII.
En 1910 se fundó en Roma la Escuela española de historia y arqueología. Una de las labores que su director, Ramón Menéndez Pidal, se propuso efectuar fue la publicación de catálogos o inventarios de manuscritos españoles o referentes a España existentes en Roma. De ahí surgió la idea de efectuar un inventario general de la documentación de la embajada. En consecuencia se publicaron inventarios para la documentación de cada siglo.
Biography / Administrative history:
La embajada permanente de España cerca de la Santa Sede data del tiempo de los Reyes Católicos, los cuales la instituyeron con este carácter aunque sin esta denominación en los primeros años de sus reinados. Desde esos años hasta mediados del siglo XVII fue una de las más importantes de la monarquía española.