Es un fondo fotográfico creado por la Junta Delegada de Defensa de Madrid, cuyos orígenes se remontan a los inicios de la Guerra Civil española, en 1936, si bien contiene imágenes de acontecimientos anteriores a la contienda, como la sublevación de Jaca de 1930. En la actualidad lo componen 3051 imágenes, las que restan de un conjunto inicial mucho mayor tras un largo devenir histórico. Están realizadas en blanco y negro y montadas en soportes de cartón, como era habitual para la época. Las unidades documentales que lo componen están organizadas por categorías temáticas, siguiendo los inventarios originales, por lo que podemos conocer y reconocer en ellas su significado originario.
En un primer momento las funciones que dieron origen a este fondo fotográfico se asumieron por el Consejero de Orden Público, hasta que se crea la Delegación de Propaganda y Prensa. En 1937, tras un corto periodo de vida, se disuelve pasando el desempeño de esta tarea a manos de las corporaciones provincial y municipal de la ciudad. La ocupación de estos organismos fue la de controlar tanto el material fotográfico y cinematográfico puesto a la venta en el país, como a los fotógrafos profesionales que ejercían su labor en el área de control republicana, identificándolos y registrándolos antes de autorizarles a realizar su trabajo artístico y documental. Gracias a este procedimiento conocemos la autoría de la mayor parte de los documentos que componen el Archivo Fotográfico de la Delegación de Propaganda y Prensa de Madrid durante la Guerra Civil, con trabajos de gran calidad como los de Aguayo, Manuel Albero y Francisco Segovia, Alfonso, Antifafot, Atienza, Baldomero y Baldomero hijo, Brandt, Espiga, Fotolabr, Hermann, Kodak, Lázaro, Lladó, Llomar, Luis, Martí, Mart, los hermanos Mayo, M.P., Prast, Tello, Torre, Vidal y Videa. Algunos de ellos son también conocidos por sus trabajos en revistas de renombre en la época como Crónica o Estampa.
En 1936 el gobierno republicano refuerza este tipo de tareas creando ex profeso un Ministerio de Propaganda. A través de la institución de este nuevo Ministerio se procede a la integración del lenguaje y material producido por otros organismos, como el Patronato Nacional de Turismo, que estaba en funcionamiento desde 1928. El Ministerio, junto con el Subcomisariado de Propaganda de la Comisaría General de Guerra, con el que mantiene un intercambio y comunicación permanente, tendrá a su cargo los servicios de publicidad, información y propaganda de interés estatal, por lo que la prensa, la radio, el cine, las exposiciones, actos públicos y publicaciones de toda índole generadas en el territorio republicano estarán durante estos años bajo su estricto control.
La apuesta propagandística constituyó una importante línea política durante este período, como ataque y resistencia al avance del movimiento nacional y del pensamiento fascista en nuestro país y en la zona europea. En 1937 Manuel Azaña, con motivo de la creación del Ministerio de la Propaganda nos dejaba estas palabras, publicadas en la Gaceta de la República: "la propaganda, basada en una información verídica, es hoy un arma más, y un arma muy poderosa, en la lucha contra el fascismo, y ha de emplearse en el interior de España, igual que en el extranjero, de modo eficaz al servicio de la República y del pueblo que la defiende heroicamente. Ilustrar a los españoles sobre la dramática realidad de la guerra y sus consecuencias políticas y sociales, dar respuesta adecuada a las falsedades que propalan los facciosos, informar a la opinión internacional del gigantesco esfuerzo que realiza el pueblo español representado por su gobierno legítimo para defender su libertad, es la misión urgente e inmediata del Ministerio de Propaganda, que habrá de emplear igualmente su actividad en exaltar la obra de la República y de las fuerzas populares que le dan vida con adhesión, crear un estado de opinión que facilite y encauce el progreso político y social del país y preparar a éste para la tarea inmensa de reedificar la nueva España".
Poco durará este Ministerio. Ya en 1937 pasará a denominarse Dirección General de Propaganda, adscrito al Ministerio de Estado, perdiendo su autonomía y su rango superior.
Por su parte, las tropas y la administración franquista irán adquiriendo el material de prensa y propaganda que localizan conforme avanza la contienda y aumentan los territorios incorporados a su dominio, creando poco después el Servicio Nacional de Prensa en 1938 por orden de su Ministerio del Interior.
En 1940, terminada la Guerra el gobierno franquista dicta una ley por la que pasan a ser patrimonio de la Delegación Nacional de FET y JONS la maquinaria, material de talleres de imprenta y de editoriales que fueron contrarios al movimiento nacional y habían sido confiscados. Entre ellos se encontraba el Archivo Fotográfico de la Delegación de Propaganda y Prensa de Madrid durante la Guerra Civil.
Este cambio de manos significó su conversión en un potente instrumento de represión, ya que se usaron sus fotografías como testimonio de la oposición al Régimen de muchas de las personas que aparecían inmortalizadas en ellas. Este proceso, además de cambiar el sentido y función originales del Archivo, supuso su desvirtuación y disgregación, ya que numerosas imágenes fueron extraídas de él para pasar a formar parte de los sumarios de la Causa General.
En 1975 el Archivo Fotográfico de la Delegación de Propaganda y Prensa de Madrid durante la Guerra Civil pasó a alojarse en el Archivo General de la Administración, tras su traspaso desde el Ministerio de Información y Turismo, que lo había custodiado durante años.
Hoy constituye un importante legado histórico para el estudio y el conocimiento público de la memoria reciente de nuestro país.
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