Obispo de Puebla de los Ángeles (México) y diputado. Su padre, Francisco, era originario de Cádiz. Cursó sus primeros estudios en el Colegio de San Luis de Puebla y luego pasó al llamado Carolino, donde estudió Filosofía y Teología. Fue nombrado catedrático de Filosofía y Teología y vicerrector del Seminario. Fue canónigo magistral de la Catedral de Puebla y vicario de monjas.

Diputado por Puebla de los Ángeles (México) en las Cortes Generales y Extraordinarias (1810-1813). Elegido el 26 de junio de 1810, juró su cargo el 23 de diciembre. Formó parte de varias comisiones, como la que redactó el proyecto de Constitución. Su labor como diputado fue muy destacada, terciando en muchos debates, como la Reforma de Ultramar, el Plan de Hacienda, la Libertad de Comercio, Organización Territorial, Inquisición... Sobre esta última se opuso a su abolición en México.

Presidente de las Cortes (24 de enero de 1811), era un absolutista moderado que ejerció una notable ascendencia sobre los diputados americanos y que sirvió para templar en los debates sobre las reformas ultramarinas que, en parte, se acordaron bajo su presidencia.

Volvió a ser diputado en las Cortes Ordinarias de 1813, siendo presidente de las mismas cuando fueron disueltas por el Rey, en 16 de febrero de 1814. Fue, asimismo, uno de los doce americanos que firmó el llamado Manifiesto de los Persas.

En recompensa, en 1814 fue nombrado obispo de Puebla. No obstante, con la revolución de 1820 volvió a mostrarse partidario de la Constitución. Fue de nuevo diputado, pero, acusado de simpatizar con los revolucionarios mexicanos, el Gobierno español decretó en 1821 su deportación, que curiosamente no pudo llevarse a cabo por amotinarse el pueblo contra los que estaban encargados de cumplir la orden. Una vez que se proclamó la independencia de México, de cuya acta fue firmante, apoyó a Agustín de Iturbide, formando parte de la Junta Provisional.