Político y escritor, exiliado español. Licenciado en derecho en Sevilla, se inició en el periodismo ya en su etapa de estudiante, colaborando en diversos periódicos. También participó en el intento de crear una Extensión Universitaria. Entabló una gran amistad con Diego Martínez, al que conocía al haber estudiado en el mismo colegio y con el que posteriormente coincidió trabajando ambos como concejales en el ayuntamiento de Sevilla. Fue además de abogado y profesor de derecho, escritor y orador. Muchos de sus discursos tuvieron un gran alcance y fueron publicados. Participó como colaborador en revistas especializadas en derecho, así como en la Comisión de Cultura de la Exposición Iberoamericana en 1929. A su vez creó la revista Archivo de Psiquiatría y fue presidente de la comisión de cultura del colegio sevillano de abogados y del Ateneo en 1929. Gracias en parte a su labor, el Ayuntamiento de Sevilla potenció que se reestablecieran las pensiones a pintores, escultores y ensayistas. Trabajó como colaborador en el Boletín de la Academia de Buenas Letras de Sevilla y fue nombrado presidente de dicha institución en 1933 por un periodo de tres años, siendo reelegido en 1936 para otros tres. Ejerció a su vez como diputado en las Cortes y ocupó el puesto de ministro de comunicaciones y posteriormente de justicia durante los gobiernos de Azaña, Barcia, Casares y Giral. Con la llegada de la guerra civil tras recibir diversas amenazas huyó a Buenos Aires, donde publicó Evocaciones Andaluzas. Una interpretación apasionada. En dicho país fue cónsul general de la República, además de realizar una intensa labor como conferenciante y columnista. Destacan por ejemplo sus escritos en Arte y cultura de España, donde narraba sus recuerdos de Andalucía o trataba temas de la literatura española desde sus orígenes hasta los poetas de la corte de Juan II. A partir de 1945 comenzó a colaborar en México para la publicación España.