Pintora y grabadora chilena. Su padre era el diputado catalán Lluís Bru i Jardí. Estudió en la Escola Montessori y en el Institut- Escola de la Generalitat en Barcelona. Con el fin del conflicto bélico huyó hasta Francia junto a su familia por la zona de Montpellier y Perpignan. Desde Burdeos lograron embarcar en el Winnipeg, que les llevaba hasta Chile, donde arribaron en septiembre de 1939. Se asentaron en Santiago, donde su padre trabajó como representante en Chile de la Fundació Ramón Llul. Lluís Bru falleció a consecuencia de una tuberculosis y la hermana y madre de la pintora decidieron volver a Barcelona. Sin embargo Roser decidió continuar en Chile para proseguir con sus estudios de Bellas Artes en Santiago. El 16 de septiembre de 1942 contrajo matrimonio con Cristian Aguadé, con el que tuvo dos hijas: Tessa y Agna.

Se incorporó a una gran cantidad de grupos de arte durante toda su carrera, como el Grupo de Estudiantes Plásticos en 1947 o el Taller 99 en 1957. Entre sus primeras obras destacaron por ejemplo el decorado de una obra de teatro escrita por los exiliados Joan Oliver y Xavier Benguerel, La plaza de Sant Joan. Ilustró el libro Poetas en el destierro de José Ricardo Morales, la antología Voz celestial de España: poesía religiosa fruto de la compilación de Roque Esteban Scarpa, La niña de piedra de Hernán Solar o Saló de tardor del autor exiliado Joan Oliver (Pere Quart). También ilustró diversos textos de Miguel Arteche y dibujó un grabado para la edición de bibliófilos de El Cantar de los Cantares. A continuación sobresale su trabajo para Aleluyas para los más chiquitos de Marta Brunet y para Martín Fierro escrito por José Hernández. Colaboró también con Pablo Neruda, siendo muy amiga de su primera mujer Delia del Carril, para el cual ilustró en una edición exclusiva Diez odas para diez grabados de Roser Bru. Además también realizó grabados en obras de escritoras exiliadas como Días cálidos y azules de Rafaela de Buen o Vida Diaria: Paraules no dites y Al cor de les paraules: obra poètica 1963- 2002 de Montserrat Abelló. Otras ilustraciones fueron para Retratos cardinales de la escritora chilena Carmen Orrego, Escritos para un amor inconcluso de Shlomit Baytelman, Estrellas fijas en un cielo blanco de Oscar Hahn o Ternura de Gabriela Mistral.

En 1958 viajó a Barcelona por primera vez, donde tomó contacto y se vio influida por Antoni Tapiès. A raíz de este viaje creó el ciclo Made in Spain, editado en 1961 por la Sala Galapagar, donde reflejó la falta de libertad cultural que existía en España. Colaboró también en la serie "La Rosa Vera", dirigida por Josep Pla en Barcelona, con ilustraciones que partían de poemas de Neruda y de Blai Bonet. Gracias a este viaje estableció contacto con el grupo La Estampa Popular, elaborando para ellos una xilografía sobre un tema de Miguel Hernández. Dicho colectivo realizaba viajes desde 1956 por distintas ciudades españolas, incluyendo de esta forma en su seno las distintas corrientes críticas con el franquismo.

En Chile trabajó también como docente de dibujo y pintura en la Escuela de Arte de la Universidad Católica de Santiago desde 1964 a 1968 y como profesora invitada al taller de pintura de este mismo centro en 1989. Existen diversos especialistas, como por ejemplo Adriana Valdés, que separan dos fases artísticas en su vida: la primera comprendería el periodo entre 1960 y 1973 y predominaría su influencia por el arte catalán tradicional y contemporáneo. La segunda abarcaría desde 1973 hasta 1988, y prevalece el juego entre lo material y lo inmaterial. Entre sus obras destacaba especialmente el continuo uso del collage, mediante periódicos y fotografías. Además se vio influenciada por pintores españoles, como Goya o Diego Velázquez; así como por tendencias artísticas menos usuales como el gótico catalán o también por estilos como el quattrocento italiano o el arte antiguo romano y egipcio. Entre sus temáticas abordaba especialmente la crisis de la representación y situaciones entre la vida y la muerte, reflejándose a esta última a través por ejemplo del tratamiento que realizaba en el cuerpo femenino. De esta formaba mostraba una actitud feminista que coincidía con la de referencias para ella como Frida Kahlo o Virgina Wolf.

También reflexionó en sus obras sobre el tiempo y el espacio en la memoria, abarcando dentro de ello muchos elementos autobiográficos, como su infancia con la Segunda República, la Guerra Civil o el exilio. Esto se reflejó especialmente en los ciclos Morir es cierto y en La pre-muerte. También sus trabajos fueron incorporando un cada vez mayor tinte político- social, acentuándose especialmente desde la dictadura de Pinochet. Sus exposiciones más destacables se incluyeron en catálogos como: Roser Bru: una mirada des de fora, en el Palau de la Virreina de Barcelona en 1986; Roser Bru del Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile en 1996; Roser Bru. Enseñanzas de Goya en la Sala de Arte CTC de Santiago de Chile en 1999 y Roser Bru: dues vides=dos vidas en el Palau Moja de Barcelona en 2006. También publicó sus obras en Roser Bru: Torres- García Manolita: dibujitos.

Fue galardonada con una gran cantidad de premios, como por ejemplo: Primer Premio de Grabado y Dibujo, Salón Oficial de Santiago en 1958, Primer Premio de Pintura, Salón Oficial de Santiago en 1962, Premio Osvaldo Goeldi, Premio Club de Estampa, Buenos Aires, en 1968 o el Gran Premio del Primer Salón de Gráfica de la Universidad Católica o el Museo de Bellas Artes de Santiago en 1978.