Ingeniero, escritor y guionista, exiliado español. Hijo de Benigno Fernández Varela y de Ana Cué Fernández. En sus escritos firmó con distintos seudónimos como por ejemplo Juan Zumbón, Peneque, Don Q., Gabriel Argüelles o el más famoso Baltasar Pola. Nació en el seno de una familia pudiente indiana y estudió hasta los quince años en Llanes y posteriormente en Bayona. En el Instituto Central de Ingenieros de Londres logró el título de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. En 1901 se desplazó a México, donde ejerció como ingeniero para empresarios como Íñigo Noriega o para el Gobierno mexicano de Venustiano Carranza. Entre 1904 y 1913 trabajó para el Ministerio de Fomento y posteriormente fundó un negocio con diversos socios entre los que destacaba el que más tarde fuera ministro de relaciones exteriores con Lázaro Cárdenas, Eduardo Hay. En esta época dirigió El Ribero, periódico destinado a la población de Llanes residente en México. En el periodo de la revolución mexicana se opuso al gobierno de Victoriano Huerta, lo que supuso su persecución y que tuviera que huir a España por unos meses. Aún así tras la toma del poder por Venustiano Carranza, ejerció como agente confidencial a lo largo de una misión de año y medio, a raíz de la cual visitó La Habana, Nueva Orleáns, Nueva York, Panamá, Lima, Santiago de Chile, Buenos Aires o Río de Janeiro. En este tiempo escribió como colaborador en más de una docena de periódicos con crónicas, poemas y cuentos y sobre 1916, retornó a México, donde dirigió El Heraldo de México, periódico a través del cual defendió las medidas de Carranza. A inicios de los años veinte, tras ser acusado de incitación a la rebelión, fue secuestrado por la policía secreta mexicana y pasados unos meses fue deportado a Estados Unidos, con lo que logró evitar su fusilamiento. Durante cuatro años se asentó en El Paso (Texas) y trabajó como profesor de español en una academia fundada por él mismo. En este periodo se editó El amigo de los pobres. En 1924 combinó su actividad como profesor de castellano con la escritura y con sus críticas de cine, las cuales aparecieron en publicaciones de habla hispana de todo el mundo, como por ejemplo El Sol y La Pantalla de Madrid, Excélsior de México o Cine Mundial de Nueva York. A partir de 1928 ejerció como jefe de publicidad extranjera de la RKO Pictures y a continuación del Departamento Español de la Universal. Sin embargo abandonó estos trabajos para dedicarse a las adaptaciones al castellano de diferentes obras y guiones para compañías como El hombre malo, de William McGann y Roberto E. Guzmán; Los que danzan, de Christy Cabanne y Alfredo del Diestro, Resurrección, de David Selman y Eduardo Arozamena. Colaboró también en películas de George Melford como La voluntad del muerto, Oriente y Occidente y Don Juan Diplomático y la versión hispánica de Drácula. En 1933 volvió a España y se instaló en Madrid, donde simpatizó con el Partido Socialista y trabajó como colaborador en El Socialista. Con el estallido de la guerra civil, apoyó el bando republicano y continuó trabajando en El Socialista, además de ejercer como traductor en el Servicio de Investigación Militar. Miembro de la UGT de Madrid desde enero de 1937. Con el fin de la contienda bélica es condenado a muerte por un Tribunal Militar a raíz de las actividades anteriormente señaladas. Sin embargo gracias a ser mayor de sesenta años, se le conmutó la pena por treinta años de cárcel. Pasó por la cárcel Toreno y Yeserías en Madrid, Ocaña en Toledo e Isla de San Simeón y Vigo en Pontevedra. Relató su experiencia en prisión con el libro de poemas inédito En el umbral de la muerte. Finalmente logró la conmutación de su pena y la libertad provisional y huyó hasta Lisboa, desde donde embarcó a Estados Unidos. Llegó el 17 de octubre de 1945 y se asentó en Nueva York, ciudad en la que trabajó como redactor y traductor para Cine Mundial hasta el fin de sus días, a la vez que recibía una pensión otorgada por el gobierno norteamericano.