Maestro de obras activo en la ciudad de Burgos entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. En 1788 realiza la casa-parador de la Plaza Vega. En 1805 interviene en las obras del Hospicio. Colabora con el arquitecto Fernando González de Lara en distintos proyectos municipales, trabajando asiduamente en la ciudad a la muerte de éste último, especialmente a partir del año 1815 en que comienza la reconstrucción urbana tras la marcha de los franceses. La falta de personal debidamente acreditado favoreció en esa coyuntura el despegue de la actividad de los maestros de obras. Al igual que el título de arquitecto, el de maestro de obras también era certificado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pero sólo el primero, en sus distintas modalidades, habilitaba legalmente para el ejercicio de determinadas competencias relacionadas con la práctica de la Arquitectura, como la planificación de proyectos.

En calidad de aparejador, firma junto a González de Lara el plano de las casas que ocupaba la Compañía de Jesús en Burgos, entre las calles Cantarranas la Mayor y Cantarranas la Menor, con motivo de un pleito sobre censos entre el Seminario conciliar y el defensor de los bienes de la orden expulsada, de una parte, y ciertos canónigos de la Catedral de la otra, que se conserva en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid.