Institución
Monasterio de Santa María de Belmonte (Belmonte de Miranda, Asturias, España)Otras formas
desde 1141 hasta 1835
A finales del s.X, la reina Velasquita, esposa de Bermudo II de León, tenía propiedades en el curso bajo del Pigüeña, estas propiedades conformaban una villa denominada Lapetum (Lapedo). En el año 1032 estas propiedades habían sido heredadas por Bermudo III de León, que realiza con ellas un permuta con los condes Pelayo Froilaz e Ildoncia Órdóñez a cambio de una villa en Galicia. Una vez las tierras están en propiedad de los condes, se proponen fundar un monasterio. Durante el siglo XI no se tienen noticias referentes a la fundación, además los terrenos en los que se iba a asentar el monasterio son divididos debido a las particiones entre los distintos herederos. Así llegamos a 1141, año en que el conde Pedro Adefonsi reúne el patrimonio disperso, a partir de donaciones de su hermano, y lo entrega a una comunidad de monjes benedictinos encabezada por el abad Alfonso.
A lo largo del siglo XII el monasterio amplía enormemente sus posesiones a partir de múltiples donaciones. Los reyes también participaron en la cesión de terrenos al monasterio. Así, Alfonso VII dona un coto en 1151 y la heredad de San Cosme de Arcello en 1157. Fernando II donó en 1163 los sitios conocidos como el Páramo y la Focella. En el s. XIII las donaciones disminuyen notablemente, basándose la ampliación de los terrenos del monasterio en las adquisiciones por compra. Es también a principios de este siglo cuando el monasterio benedictino ingresa en la orden cisterciense. Su casa madre, Carracedo, lo hizo en 1203 y en 1213 lo realiza Santa María de Lapedo. A lo largo del s. XIII cambiará el topónimo del núcleo de población de monasterio, el término Belmonte (Bellum Montem) aparece en 1222, y terminaría sustituyendo a Lapedo que se usa aproximadamente hasta 1261.
El coto de Belmonte pertenecía al monasterio y era el principal núcleo económico de éste. El monasterio poseía sus tierras, fuentes, ríos y casas. El dominio de los mojes comprendía además tierras dispersas, situadas fuera del coto. El abad ejercía la jurisdicción civil y criminal y nombraba a los encargados de la justicia. Asimismo el monasterio recaudaba varios tributos, en dinero y en especie, y los pagos de las penas impuestas por la justicia. En el s.XVI, se produjo la venta de la jurisdicción del señorío de Belmonte, hecha por Felipe II con autorización de Gregorio XIII, lo que obligó a los monjes a llegar a un convenio con el comprador para rescatarla, ya que no querían perder esa cuantiosa fuente de ingresos.
En el s. XIX el monasterio pierde sus posesiones a raíz de los distintos procesos de desamortización, pasando las propiedades y los habitantes quedando integradas en el concejo. En 1835 el monasterio cierra definitivamente sus puertas tras la exclaustración decretada por Mendizábal.
Real Decreto de 25 de julio de 1835 suprimiendo los monasterios y conventos de religiosos que no tengan 12 individuos profesos, de los cuales las dos terceras partes a lo menos sean de coro. BOE núm. 211, de 29 de julio de 1835, páginas 841 a 842.
Real Decreto de 11 de octubre de 1835 suprimiendo los monacales. BOE núm. 292, de 14 de octubre de 1835, página 1157.
ES.28079.AHN/3.1.2.11.4//