Se trata de un conjunto del tipo hacienda monacal, con funciones religiosas, residenciales y rurales (buscaba el aislamiento y la autosuficiencia). El edificio es fundado por la orden jerónima en el año 1452 sobre una hacienda legada entre 1491 y1492 a la orden jerónima de propiedad de don Diego de Oyón que muere sin descendencia.

Se levanta sobre los restos de una villa romana y de una alquería musulmana.

Algún mienbro de la genealogía de los Condes de Niebla, seguramente (por fechas) Juan Alonso Pérez de Guzmán y Afán de Ribera, III Duque de Medina (1463-1507) reclama la herencia, en pago por unos servicios prestados a Diego De Oyón. Tras una ardua pelea, en la que a favor del Conde se encontraba el Arzobispo de Sevilla, don Diego Hurtado de Mendoza y a favor de los jerónimos su primer prior, Fray Juan de Siruela, que contaba con la simpatía de los Reyes Católicos y tras haberla habitado durante dos años, el conde y sus hombres, son obligados a abandonar la propiedad por una sentencia del Consejo de Castilla en 1503.

Es en este monasterio, foco de espiritualidad, cultura y ciencia, donde se escribe en tela, el primer tratado de viticultura que se conoce en España, que hoy se conserva en la Biblioteca Nacional de España. Su autor es Fray Juan de Siruela, primer prior del Monasterio.

Su etapa de mayor apogeo fue en el siglo XVI, de entonces son: la iglesia, refectorio y otras dependencias. A lo largo del Siglo XVIII llego a convertirse en el principal latifundio de Lucena, remarcando su carácter agropecuario (1131 hectáreas, de esta época son: los molinos de aceite (1735), bodegas y lagares entre otros).

El resultado de sucesivas remodelaciones será la combinación del estilo gótico tardío (Iglesia y refectorio), mudéjar (algunos de sus claustros), renacentista y barroco. Se trata de un conjunto fortificado.

Sufrió expolio durante la invasión francesa y pérdida de bienes inmuebles durante la desamortización de 1836.

A partir de 1838 tiene un uso exclusivamente agrario, sufriendo grandes remodelaciones en las dependencias productivas, pero respetando su estructura monacal original.

Con la desamortización se trasladó la talla de la Virgen de la Luz a la Iglesia de San Vicente Mártir. Otras pinturas destacables son San Juan de Nepomuceno, La Cruxifición de Cristo o Santa Inés. También destaca el retablo de San Jerónimo y San Eustaquio.

Catalogado como bien de interés cultural en 1985, la totalidad del monumento. Alrededor del monasterio se establece también un entorno de protección.

Actualmente, la zona conventual se utiliza como casa de campo y lugar de celebraciones, mientras que el resto de la finca rústica se explota con monocultivo de olivar.

Davis Rodriguez Luna, Universidad Complutense de Madrid, afirma que el decreto de exclaustración es de 1835, en contra de todas las demás fuentes utilizadas.