Don Pedro Fernández de Azagra instituyó el primer fuero de Albarracín en el año 1222, estableciendo las bases de aprovechamiento comunal de la tierra, origen de la que hoy es conocida como Comunidad de Albarracín. Los siguientes señores de Albarracín mostrarán constante inclinación por el Rey de Castilla. En 1283 al pasar a la Familia de los Nuñez de Lara es tomada por el rey Pedro III de Aragón y es justo en este momento cuando Gea de Albarracín deja de ser aldea de Albarracín, y pasa a ser propiedad del noble Castellano D. Diego López de Haro, Señor de Vizcaya, donada por el rey en reconocimiento a la ayuda prestada en el asedio a Albarracín.

Tras la aplicación del Decreto de Disolución de las Comunidades de Aldea, la de Albarracín será la única que ha permanecido viva hasta hoy.

En plena Restauración borbónica, tras preceptivo informe de la Diputación Provincial de Teruel del año 1892, se inicia un procedimiento legislativo que lleva a la Comunidad a su configuración actual. El argumento esgrimido no es otro que un artículo comprendido en la Orden de 1837, de disolución de las Comunidades, en el que se establece que los productos sobrantes de sus bienes una vez amortizadas las deudas se reparten entre los pueblos.

Se elabora un reglamento que es aprobado por reales ordenes en 1892 y 1902 para establecer las reglas de Funcionamiento de la Junta Administradora de los intereses de la Comunidad de Albarracín, que con las modificaciones introducidas en 1933, es el que se mantiene en la actualidad.

El fondo documental corresponde a la Comunidad de Albarracín se custodia en la Sección Diversos del Archivo Histórico Nacional (Madrid).