La construcción del convento comienza en 1527 cuando los trinitarios se hacen cargo de la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. Residen en el convento al tiempo que lo levantan.

Llegó a tener gran importancia dentro de la orden en la zona de Andalucía. Sería en esta casa donde se celebraban los Capítulos Generales de la Orden Trinitaria en la provincia.

El propio Miguel de Cervantes estuvo visitando el convento. Trabajaba en la zona como recaudador de impuestos para el rey Felipe II y conoció el edificio por pertenecer a la orden de los trinitarios quienes le liberaron pagando un rescate por él en la ciudad de Árgel.

En 1835 el convento se vio afectado por lo decretos de exclaustración de Mendizabal. Los trinitarios abandonaron la iglesia y el convento que quedaron bajo la custodia de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de los Dolores.

Lograrían regresar en 1893 gracias a los permisos obtenidos del obispado de Córdoba.

Debido al estado en el que se encontraba el convento se vieron obligados a abandonarlo definitivamente en 1960.

La iglesia ha seguido abierta cumpliendo las funciones de culto para la hermandad.

Desde 1985 se ha tratado de encontrar los fondos para restaurar tanto la iglesia como la parte del convento que se conserva. Finalmente, en 2007, fue aprobado el expediente por el que se decretaba Bien de Interés Cultural al conjunto conventual lo que ha facilitado una restauración parcial.

El ayuntamiento de La Rambla aún trabaja para hacer posible la construcción de un espacio cultural en los restos del claustro del convento.