El 9 de febrero de 1364 el prior del convento de carmelitas de Manresa propuso al concejo de Tárrega la fundación de un convento, contaba para ello con la bula papal y con el consentimiento del conde Trastamara. La fundación se realizó en 24 de septiembre de 1364. Pronto comenzó la construcción pero debido al pequeño terreno del que disponían los frailes para construir el complejo conventual, tuvieron que pedir al infante Martín en 1384 una solución para poder construir el cementerio, en respuesta Martín cedió un solar aledaño.

En el siglo XV el convento tenía una posición económico desahogada, no obstante, en 1476, las inundaciones del río Dondara provocaron la ruina del edificio y la petición de fray Simón Bertrán, prior del convento, de una reedificación del mismo. La comunidad de frailes en estos años, y durante toda la vida del convento, no fue muy numerosa, así, podemos que constaba de 7 religiosos en el año 1500, 3 en el 1563 y 8 en el 1768. La reconstrucción del convento tuvo lugar en los siglos XVII y XVIII, siendo inaugurada la nueva iglesia el 12 de enero de 1682.

El siglo XIX supuso el fin de los carmelitas de Tàrrega, el primer golpe lo recibieron el 18 de junio de 1821, durante el Trienio Liberal, cuando fueron expulsados del convento a partir de la Ley sobre monasterios y conventos. Una vez restituido el poder de Fernando VII pudieron regresar los frailes, pero en 1835 el convento sería suprimido definitivamente debida la exclaustración decretada por el ministro Mendizábal.