Los trinitarios se establecieron en Valencia en el año 1256 con licencia del obispo de la ciudad que les permitió construir una convento y una iglesia. A mediados del siglo XIV sufrieron los efectos de los enfrentamientos de la denominada Guerra dels dos Peres durante la que Pedro el Cruel derribó el convento y la iglesia.

Volvieron a levantarlo pero ya en 1444 les quitaron la potestad sobre el convento y se lo entregaron a la orden de las clarisas por merced de la reina María de Castilla.

Hasta 1504 no volvieron a tener casa en Valencia. Ese año, un mercader de la ciudad, Fernando Aguilar, les entregó una ermita bajo la advocación de los Remedios que era propiedad de su familia y que existia desde 1348.

Se instalaron en ella de forma oficial en 1505 y ya en 1516 habían terminado de construir el convento. Estaban situados extramuros de la ciudad, junto a la Puerta del Mar.

Ganaron gran consideración por la imagen de la Virgen del Remedio que custodiaban y que era objeto de gran devoción, especialmente después de la Batalla de Lepanto en 1571, ya que se consideraba la bienhechora del capitan Juan de Austria durante el enfrentamiento con las tropas del imperio otomano.

Asi creció la fama de la imagen y de la orden en la ciudad, llegando a ser este convento la sede del Provincial en Aragón.

Destaca en la historia del convento la llegada de Miguel de Cervantes en el año 1580. Una vez rescatado de Argel por Fray Juan Gil, Redentor General de la Orden, llegaron a Valencia el 5 de agosto y se establecieron en el convento de Nuestra Señora de los Remedios.

El 6 de agosto de 1580 se realizó la procesión de cautivos liberados que llegó hasta la Catedral de Valencia. De regreso al convento se les entregó la patente de libertad y se les permitió marchar.

El convento de los Remedios estuvo activo hasta el siglo XIX cuando se vio afectado por los decretos de exclaustración de Mendizabal. En 1835 abandonaban el convento los monjes, el 6 de agosto.

Ya en 1841 el edificio fue totalmente derruido por considerar su ubicación de importancia estratégica militar.

En el solar no queda ningún resto del antiguo convento, en su lugar se construyeron nuevos edificios.