En septiembre de 1251 la población es trasladada desde el Castell Vell y la villa comienza con su desarrollo, tiempo después comienza la construcción de la ermita de Santa Bárbara, propiedad del Consell. Si bien no se conoce con exactitud la fecha de inicio de las obras, se estima que finalizaron en 1411.

En 1502 los únicos frailes que habitaban en la zona eran los agustinos, por lo que Rampston Viciana, lugarteniente del gobernador general, impulsó la creación de un convento franciscano en la ermita de Santa Bárbara. Finalmente, en reunión del Consell el 18 de marzo de 1502, es aprobada la creación del convento franciscano.

No sería hasta 1536 cuando llegaron los tres primeros frailes, todos procedentes del convento de San Francisco de Orda. En 1596 el convento ya tendría cuarenta religiosos dentro de sus muros, por el que ya entrado el s.XVII se procedió a construir un edificio nuevo con patio claustral. En 1788 un viento de tramontana derriba un muro de la iglesia del convento y provoca graves desperfectos, la restauración finalizó en 1793.

Poco tiempo después, comenzó la Guerra de la Independencia, y el convento sirvió en 1808 como alojamiento para las tropas españolas que intetaban repeler al ejército francés. Un año más tarde, el convento se convirtió en un hospital militar, con lo que los frailes empredieron una mudanza al convento de los dominicos de Santo Tomás.

La comunidad de frailes volvió al convento terminada la guerra, éste siguió funcionando como hospital, pero en 1835, cerró definitivamente sus puertas tras la implantación de los decretos de exclaustración de Mendizábal.