El convento de Santa Clara de Salamanca, tiene su origen en un beaterio establecido junto a la ermita de Santa María, de la localidad.

Estas beatas, hacia 1238 deciden adoptar la regla clarisa, levantando el convento de «freylas de Santa María», de la Orden de San Damián. Como queda documentado en el breve de Gregorio IX, Ad nostram, del 4.I.1238, dirigido al rey Fernando III el Santo, pidiendo que ayude a las beatas, para llevar a cabo su decisión. Existe otro breve posterior ofreciendo 20 días de indulgencia a quienes contribuyan con limosnas, para la construcción del convento.

Recibirán el nombre popular de «las Claras», siendo Urraca su primera abadesa.

La iglesia del primitivo cenobio parece que fue bendecida entre 1245 y 1250, y a finales de ese siglo recibe el título de Real Monasterio de Santa Clara, llegando a acumular, con el correr del tiempo, grandes privilegios reales y numerosas rentas.

En el siglo XV, hacia 1413, sufrió un incendio devastador que obligó a rehacer templo y convento, que volvería a ser renovado en el siglo XVIII.

El convento ha desarrollado su actividad hasta nuestros días y aún siendo de clausura, abre algunas de sus dependencias para ser visitado por el público.

Declarado BIC el 29 de abril 1976, motivado por el descubrimiento de las pinturas románicas que se conservaban en una de sus cubiertas. Actualmente una parte de sus dependencias se abre al público como Museo del Convento, que comprende el claustro, los coros bajo y alto y el mirador. También se puede visitar la iglesia.

Además, hay una exposición etnológica permanente formada por objetos donados por Serafín Marcos de Paú.