Los dominicos obtuvieron permiso del concejo de Castellón para fundar su convento el 15 de enero de 1579. Pronto el convento obtuvo el rango de priorato, en 1593, no obstante, el convento por aquel entonces poseía unos edificios pequeños y una modesta comunidad de no más de seis religiosos, por lo que pronto comenzaron las obras para construir un convento grande y adecuado a las necesidades de la comunidad. En el año 1634 todavía continuaban las obras del convento, estando la iglesia terminada en 1648. Tenemos que remarcar también la construcción en 1601 de la capilla de San Vicente Ferrer, cuyo culto sería muy destacado en Castellón, de hecho hoy día el edifico del convento funciona como iglesia de San Vicente Ferrer.

El siglo XIX supuso el fin de la vida del convento. El primer acontecimiento traumático para los dominicos de Castellón tuvo lugar durante la Guerra de la Independencia, ya que, en 1811 el convento fue abandonado y tomado por los franceses que lo utilizaron como cantera para obtener materiales para las obras que realizaron durante la guerra. En 1814, ya con la contienda finalizada, regresaron los religiosos, pero años después se produciría la supresión definitiva del convento, a raíz de la aplicación de los decretos de exclaustración del ministro Mendizábal. El 24 de junio de 1835 el edifico fue convertido en casa de beneficencia.