El convento de la Madre de Dios de Rivas de Nofuentes, se localiza en la merindad de Cuesta-Urria, en la provincia de Burgos. Se originó en el espacio que ocupaba una ermita dedicada a Nuestra Señora de Rivas, entonces extramuros de la localidad. Nacería como un eremitorio. Ya el 16 de Agosto de 1432, se expide la bula de fundación de Eugenio IV.

Se atribuye su fundación a una joven, Juana, natural de Villapanillo, población cercana, a la que después se unirían otras damas y convivirían como beatas hasta profesar la Regla de Santa Clara. Juana sería, según cronistas, la primera abadesa.

Aunque algunos han querido atribuir la fundación y patronazgo a la Casa de los Velasco, esto no se ha podido demostrar. Así, parece ser que el esfuerzo, donación y dote de las propias religiosas, es lo que posibilitó, en origen, la existencia del mismo.

El cenobio contó con el apoyo, privilegios otorgados y ratificados, de distintos reyes, así consta que, los Reyes Católicos dan apoyo a su desarrollo e incluso pernoctaron en el mismo.

Mencía de Mendoza, hizo numerosas mandas de dinero y objetos. Otro tanto hizo su sobrina, llamada Catalina de Mendoza quien entregaría al monasterio 300.000 maravedíes y vestidos, además de costear el alargamiento del coro y debajo de él colocaría los escudos de los Velasco y Mendozas. Catalina murió en 1518 y en 1526 fueron trasladados sus restos a Nofuentes, siendo sepultada bajo el coro.

En 1533 la comunidad contaba con 45 monjas, si bien a finales de ese siglo eran 31 las que vivían en Nofuentes.

Durante el primer siglo de vida monacal la mayoría de las monjas procedían de la propia Cuesta Urria y contornos de Medina de Pomar. En siglos posteriores llegaron monjas de Navarra, Vascongadas, Rioja y Burgos.

En 1570 sufriría un incendio que, prácticamente acabó con su fábrica, aunque sería reconstruido.

A principios del siglo XVIII se contaban 24 las monjas en el comento, cifra que se rabajó a 18 a mitad de ese siglo. A comienzos del siglo XIX, vivían 16 religiosas en el convento, mientras que en el año 1994 eran 17 las religiosas que habitaban en el cenobio.

Continuarían con su actividad con normalidad hasta que se produjo la Invasión francesa.

En el año 1808, las religiosas tuvieron que desalojar en convento de refugiarse en Valdivielso y en 1812 tuvieron que refugiarse en el monasterio de San Martín de Don, ya que el guerrillero Longa destinó su casa a hospital para sus tropas.

No conocemos el momento de su regreso, pero el convento continuó con su actividad, hasta el 14 de septiembre de 2010, fecha en que las tres últimas religiosas del monasterio de Santa María de Rivas, cerraron las puertas del edificio de Nofuentes, para trasladarse definidamente, Sor Paula a Castil de Lences y Sor María Jesús y Sor Inés a la Aguilera de Lerma.